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El desayuno le parecio igual de poco apetecible que la cena, su estómago gruñía casi injustamente cuando se encontraba con huevos revueltos y salchichas tostadas. Entonces veía su propio plato, todo casi crudo, le daba náuseas la idea de comer así. Extrañaba el sabor de antes porque lo recordaba, no había pasado el tiempo suficiente como para aun saber lo delicioso que consideraba un buen filete tan crocante que crujía en sus dientes.
— No puedo creer que sigamos teniendo Cuidado de Criaturas Mágicas con Slytherin — Ron estaba inclinado sobre la mesa, una mano sosteniendo su horario y la otra balanceaba un panecillo medio mordido.
— Por lo menos cierra la boca al quejarte — susurro Hermione viendo pedazos de migajas caer dentro de la taza de té de Ron. Este la ignoro.
— No podré soportar la carucha de Malfoy por otro año más — aseguró el pelirrojo. Peyton también miraba sus horarios. Herbología con Hufflepuff.
— ¿Aún sigues en Adivinación? — se sorprendió Hermione espiando sobre su hombro. — ¿De verdad? Bueno, lo esperaba de ellos...
Ron y Harry se miraron entre sí pero, sin tomarlo muy personalmente, siguieron comiendo. Peyton bajó su horario y se dirigió a Hermione. — Me gustan sus clases, son relajantes.
— Con todos esos sahumerios, olores y mohos no se como puedes relajarte — farfulló Hermione. — Ademas ¡Podríamos estar juntos en Aritmancia!
No es que a Peyton le disgustara Artimagia, solo no le gustaban los números. — Creo que esto es más...o menos complicado. No es como si no tuviéramos el resto de las clases juntos.
Hermione pareció enrojecer, avergonzada. — Lo sé, solo, bueno... El año pasado estabamos en cada clase juntos.
Peyton levantó dos dedos. — Antes podíamos estar en dos lugares al mismo tiempo.
— Tramposos — farfulló Ron.
— No es como si tu supieras usarlo mejor. — colaboró Harry ganándose un golpe de parte del pelirrojo.
Peyton se volvió a Hermione. — Dejando de lado a Trewlawney creo que las clases pueden ser buenas.
Ella no parecía convencida hasta su manera de untar la mermelada de calabaza era dudosa. Peyton podía ver su proceso de pensamiento casi como si estuviera de exhibición. Intentó no sonreír
