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Las notas del piano se podían escuchar en cada rincón del salón

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Las notas del piano se podían escuchar en cada rincón del salón. El ritmo apacible y delicado de esa melodía inundaba la habitación, Yoon-gi tocaba con gran elegancia y dedicación. El piano desbordaba la pasión dentro de aquel omega de aroma mentolado. Durante años se dedicó al bello arte de la música, a comprender cada nota musical y dominar las teclas de ese precioso instrumento, no fue fácil, tocar el piano y entender cada nota musical es un trabajo sacrificado y agotador, se necesita de pasión y de perseverancia. Yoon-gi se esforzó mucho por ser un gran pianista, y aunque había perdido su fama por un viejo escándalo, su talento seguía intacto. Una veterana pianista lo contemplaba con gran admiración, tenía gran habilidad. No entendía porque se alejó de la música. Yoon-gi, por su parte, estaba tan concentrado y sumergido en su melodioso mundo, su pequeña y nívea palma presionaba con sutileza las teclas del piano, reproduciendo el ritmo de una conocida canción en español, la cual Yoon-gi adoraba, "Hijo de la Luna". Al terminar su pequeño ensayo, la mayor le sonrió con aprobación. Esa sonrisa fue de gran satisfacción para el omega mentolado. Estiró sus manos y se levantó de ahí.

La omega mayor lo tomó del hombro.

Yoon-gi, eres increíble. Tienes talento y sobretodo, potencial. Se nota que no has olvidado las melodías del piano. Sin dudas, me has dejado satisfecha, tengo que hablar con el señor Choi. Omegas talentosos y tan dedicados como tú, escasean. Oh, sin dudas eres todo un experto. Me equivoqué al pensar que ya habías perdido el toque, pero sigue ahí. Tengo que hablar con Choi, espérame un momento.—

Yoon-gi asintió con la cabeza y observó a la mayor desaparecer entre los pasillos. Observó el lugar con detenimiento, la academia de música a la cual asistía había cambiado bastante. Recordó aquellos viejos momentos, cuando solo era un adolescente, recién llegado de Daegu, tocaba desde muy pequeño. Su madre, una pobre viuda, decidió mudarse a Seúl en busca de mejor trabajo y una mejor educación para sus hijos. Yoon-gi llegó a la academia con solo catorce años y rápidamente destacó, para alegría de su madre, quién trabajaba arduamente para mantener viva su pasión. Su madre, su querida madre, y también su querido padre. Ambos lo apoyaron en sus sueños, lastimosamente su padre perdió la vida en un incendio. Su madre, viuda, nunca dejó de luchar y hacer crecer sus sueños, así como sus hermanos. Durante años acudió a este lugar, él cuál se convirtió en un hogar más y su lugar seguro. Cada año se esforzó más y más hasta lograr una exitosa carrera musical, rememoró esos tiempos, pertenecía a una de las mejores orquestas sinfónicas del país y era conocido como un gran pianista y el rostro de la música clásica de Corea del Sur.

Que lástima que esos tiempos se acabaron hace años atrás. Él suspiró con pesadez, bajo sus hombros cargaba el peso de un antiguo amor, un matrimonio infeliz, un lazo roto. Gracias a un escándalo creado por un ex alfa, su carrera se manchó y su fama cayó en picada, recibió el despreció del público y fue víctima de los rumores, todo ésto destruyó su vida y se vio obligado a alejarse de la música. Todo por un amor que no valía la pena.

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