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Kim Nam-joon observaba un viejo retrato, una foto antigua enmarcada y oculta en el escritorio que estaba en la oficina de su casa

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Kim Nam-joon observaba un viejo retrato, una foto antigua enmarcada y oculta en el escritorio que estaba en la oficina de su casa. Su hijo, su ex esposo y él. Una familia perfecta. Recordó aquellos viejos momentos, aquellos años cuando estaba casado con el omega y cuando eran felices con su cachorro. Cuando su matrimonio era considerado el más famoso, más sólido y feliz. SeokJin solía ser un omega agradable y tierno, era dulce y generoso, él lo sabía porque había conocido a SeokJin cuando ambos iban al jardín de infantes. Pero cuando se convirtió en la belleza nacional, cuando el dinero en sus cuentas bancarias aumentó y cuando su fama se volvió internacional, fue ahí cuando él se hundió la arrogancia y el narcisismo, consumido por la ambición desmedida, él adoptó una personalidad superficial y materialista. Ese omega dulce y bueno se fue muriendo a medida que su carrera como modelo y actor ganaba más éxito, convirtiéndose en alguien excesivamente vanidoso y antipático. SeokJin empezó a preocuparse más por su carrera y su apariencia, y fue descuidando a su alfa y a su cachorro. Así es como su matrimonio ideal empezó a volverse frío y distante. Kim Nam-joon y Jeon SeokJin comenzaron a discutir más y más. Y claro, ese Jeon se las desquitaba con su hijo. Jeon SeokJin tuvo que cagarla. Kim Nam-joon lo repetía siempre, todo fue culpa de ese omega. El divorcio fue inevitable. Volvió a guardar el cuadro bajo el cajón secreto en su armario. Odiaba recordar esos momentos que antiguamente los consideró hermosos, pues hoy le eran memorias amargas. Ahora tenía a Yoon-gi. Era un omega atractivo, sumiso ante él, y nunca le cuestionaba nada, aquello le gustaba, pero no cumplía con todas sus expectativas y no veía una familia con él. Aún así lo amaba, o eso intentaba creer, porque su lobo empezaba a no tener el mismo pensamiento y sentimiento que su parte humana, ambos entraban en conflicto por aquel tema. Pero es que ahora ni siquiera quería estar cerca de sus labios o su cuerpo. Pero tenía sus motivos para no dejarlo. Ahora lo que pasaba es que tenía que volver a ese lugar con él, sus brazos reconfortantes y sus labios preciosos. Era lo que necesitaba. Yoon-gi lo volvería a perdonar, sin dudas.

Kim Nam-joon salió de su hogar, se despidió de su omega y también de su hijo, Yoon-gi lo recibió con un beso en la mejilla, y su hijo con indiferencia. Nada nuevo. Padre e hijo ya no tenían la misma relación llevadera de hace años, cuando el alfa menor era un niño de 05 años.

 Padre e hijo ya no tenían la misma relación llevadera de hace años, cuando el alfa menor era un niño de 05 años

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