Hemos llegado hasta aquí, a este instante, a este lindo presente que compartimos. No sé cómo describir lo agradecido que estoy por todo lo que eres y haces. Gracias, amor, por cada sonrisa que ilumina mi día, por cada palabra que me reconforta, y por cada momento que me haces sentir completo. Gracias por ser tú.
Tu presencia llena mi vida de una alegría tan pura, tan auténtica, que no puedo evitar sentirme afortunado cada vez que te veo. Contigo, todo es posible. Eres el hogar de mi alma, el refugio de mis miedos, y la razón por la que mi corazón late con más fuerza. Por favor, no te vayas nunca.
Quiero que sigamos juntos hasta el final, hasta que ya no haya más caminos por andar, hasta que nuestros pasos nos lleven al último destino. Quédate conmigo hasta que no podamos seguir caminando, hasta que nuestras manos cansadas se busquen aún en la oscuridad, hasta que el tiempo se desvanezca y solo quedemos tú y yo.
Sé que es un poco egoísta de mi parte querer que seas solo para mí, pero no puedo evitarlo. Eres mi primer y último amor, la luz que guía mi vida, el sol que calienta mi mundo. No quiero dejarte ir, no puedo imaginar mi vida sin ti. Así que sí, soy egoísta, porque te quiero para toda la vida, porque no puedo dejar de soñar con un nosotros eterno.
Es increíble pensar que solo han pasado tres meses, y sin embargo, siento que te conozco de toda la vida. Eres la persona que siempre he estado buscando, mi alma gemela, mi razón para sonreír cada día.
Eres todo lo que alguna vez soñé y más. Gracias por entrar en mi vida y transformarla en algo tan hermoso. Gracias por ser mi primer y último amor, mi sol y mi estrella, mi todo.
Gracias por existir y por ser la mejor parte de mí.