Cap. 9 - Día 30 - Rompiendo las Reglas

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— ¡Soldados! ¡Hoy marcharemos hacia la batalla, llevando honor y victoria a la humanidad, a la santa Terra y al Emperador. Hoy daremos descanso eterno a los caídos, y vengaremos sus muertes en su nombre! ¡ ¡Alzad sus espadas y sus bolters. Porque hoy daremos inicio a la cruzada Calixus! ¡MUERTE AL SUCIO XENO Y ENEMIGO DE LA HUMANIDAD! ¡ALABADO SEA EL EMPERADOR!

Las palabras del mariscal Werhner aún resuenan en mi cabeza. Incluso siendo escuchadas tras la neutralidad de los altavoces, podía sentir ese temple inamovible y una gran fortaleza emanar de su ser. Si un soldado no logra inspirarse con un discurso así, entonces nada lo hará.

Han pasado 3 días desde que partimos del mundo colmena Manfi, y nos adentramos al interior de la disformidad. La luz del Emperador ahora es todo lo que nos guía por este mal caótico, lleno de peligros que ninguna de nuestras mentes es capaz de imaginar. Como comisario y oficial de más de un cuarto de millón, hay muchas cosas que conozco, que bajo ningún concepto puedo revelarme a mis hombres o caerían en la locura. Así como soy conscientes, que hay muchas otras cosas que mis superiores no pueden revelarme por igual motivo.

Realmente, sigo llamando a esta bitácora por días, aunque no es que en el espacio exista algo similar, solo el transcurso infinito de los segundos. Así tal cual que cada planeta tiene su propio sistema horario. Sin embargo, cuento mi existencia en esta realidad por el reloj que porto en mi brazo, el cual está configurado con el sistema horario de Cantus. El reloj que el general Purchok me regaló por mi segundo año de estadía en el planeta.

Mi sorpresa fue colosal, cuando llegué al buque de guerra Lanza que transportaba a mi regimiento. Tan pronto puse un pie en la plataforma, pregunté por el oficial al mando dejando en todos una mirada de sorpresa claramente visible. Por un momento pensé que había dicho algo erróneo, y desgraciadamente, no veía a ningún rostro conocido al cual pudiese preguntarle. Solo soldados e ingenieros que no conocía y me miraban con confusión. Hasta que uno de ellos se acercó. Un sargento. Y con tono tembloroso respondió mi pregunta. Pero esa es una respuesta para la cual no estaba psicológicamente preparado.

¨Nos informaron que usted sería el nuevo oficial al mando.¨

Supongo que no pude ocultar mi sorpresa, pues la forma en que ellos reaccionaron, me dio a entender que expresé mi asombro con gran fervor en mi rostro. Tuve que suspirar con pesar mientras frotaba mis ojos para poder calmar mis temores. Si antes me sentía abrumado por estar al mando de unos cien mil hombres, los nuevos reportes casi me obligan a tomar antidepresivos.

Más de doscientos mil soldados bajo mi cargo directo. Los cuales se incorporaron a los ya existentes de las fuerzas de Manfi. Se que un cuarto de millón es un número insignificante para esta cruzada, pero para un solo hombre era abrumador. Lo único que puedo agradecer es la presencia de Crosta y Murphy, aunque ambos estaban tan abrumados como yo, pues sus destacamentos también habían crecido exponencialmente, aunque desconocían el motivo. Y no solo eso.

Ochenta Sentinels. Cuarenta tanques Leman Russ de diferentes categorías, Treinta Basilisk, Doce Hydras. Todos, con sus respectivos regimientos de apoyo, técnicos y oficiales. Para no contar todos los equipos pesados, ametralladoras, lanzacohetes y equipos médicos.

Tuve que ponerme en contacto con el coronel Tairon tan pronto posible para saber el repentino cambio, pero él estaba tan desinformado como yo, luchando en una situación similar. Pues según sus palabras, su mundo natal Krieg, respondió al llamado de la cruzada con seis divisiones enteras. Todas bajo su cargo. Fue entonces que realmente vi a mi grupo como algo insignificante.

Warhammer 40k Fanficción - Hero Imperatus (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora