Lili fue concebida cuando su madre todavía era muy joven, apenas quince años, atrapada en una relación abusiva con un hombre mayor. La pequeña vio a su madre sufrir diversos tipos de agresiones, lo cuál quedó marcado en su mente causándole traumas. Pero por suerte, un buen hombre entró en sus vidas, las sacó del sufrimiento y las llenó de amor. La pequeña había desarrollado un gran cariño por él, pero llamarlo padre sería demasiado, le recordaría los traumas, y las cosas estaban bien como estaban. Pero el sufrimiento de Lili aún no había terminado, a los trece años perdió a su madre en un accidente de coche, y aquel bondadoso hombre, Diogo, su padrastro, prometió cuidar de ella.
Era por la mañana, Lili se estaba arreglando para ir al colegio, estaba a unos meses de graduarse de la escuela secundaria y a pocos días de cumplir dieciocho año. Se puso la camisa por encima de la ropa interior blanca, era el único color que pasaba desapercibido. Luego se puso la falda plisada que se ajustaba perfectamente a su cintura y tenía una caída hermosa en su cuerpo.
—Lili, date prisa o llegarás tarde –gritó su padrastro.
—Ya voy, Diogo.
Cuando su padrastro terminó de arreglarse, Lili se unió a Diogo para desayunar. Él estaba leyendo un períodico en el que había algunos anuncios de su empresa, una de las más grandes en el campo de la publicidad en la ciudad de São Paulo.
—¿Cómo te va en el colegio?
—Todo bien, hoy recibiré las notas de este mes ¿Quieres verlas?
—Por supuesto, ¿Y los estudios para el examen de ingreso a la universidad?
—A toda máquina, estoy segura de que me irá bien.
—Incluso si no te va bien, tengo dinero para poder llevarte a cualquier universidad, no te presiones ni te preocupes tanto.
—Lo sé y te lo agradezco, pero quiero hacer las cosas correctamente –dijo ella.
—Me enorgullece de tí por eso, ahora come, te llevaré al colegio y luego iré a la empresa.
—Oye, ¿Qué me vas a regalar por mi cumpleaños? –preguntó ella emocionada.
—Ya tengo algo en mente, ¿Qué quieres tú?
—Un viaje.
—¿A dónde?
—Nada muy lejos, después de todo no puedo perder muchos días de clases.
—¿Qué sugieres?
—La playa, necesito broncearme.
—Bien, investigaré un buen lugar, pero si quieres elegir...
—Mejor que elijas tú, siempre preparas los mejores itinerarios de viaje.
—Perfecto.
Diogo se detuvo frente al colegio, Lili se despidió de él con un beso en la mejilla y salió del coche, luego él partió hacia la empresa.
—Lili, estaba esperando a que llegaras, qué pena que tu padrastro no haya salido del coche, ese hombre es un regalo para los ojos –dijo Lívia, la mejor amiga de Lili.
—Tonta, imagina si tu novio escucha eso.
—No hice nada malo, solo admiraba, parece que a Diogo no le intereso, ¿No? –dijo ella haciendo reír a Lili. —Pero entonces, se acerca tu cumpleaños, ¿Habrá fiesta?
—No, voy a viajar con Diogo.
—Qué pena que no haya fiesta, tus cumpleaños siempre son increíbles.
—Este año no tengo ganas de fiesta, vamos, vamos al aula, la clase está por empezar.
Ese día, Lili llegó a su casa un poco más temprano de lo habitual. Uno de los profesores se había enfermado y por eso se cancelaron las últimas dos clases. Caminaba por el pasillo hacia su habitación, cuando se acercaba a la habitación de su padrastro escuchó gemidos, le pareció extraño, así que se acercó. La puerta estaba entreabierta y le permitió ver lo que sucedía adentro. Puso las manos sobre la boca, pero no se fue. Carla, la empleada, estaba a cuatro patas debajo de la cama y Diogo la penetraba ferozmente, yendo rápido y profundo, haciendo gemir a la mujer y tirando de su cabello con cierta brutalidad.
—Sí, gime p*ta –Le ordenó él, luego le dió una abofeteada en el trasero, el ruido resonó en el ambiente y Lili parpadeó, su corazón latía acelerado, su intimidad palpitaba y su cuerpo temblaba. Metió la mano bajo la falda y sintió su intimidad caliente y su braga ligeramente húmeda, las ganas de presenciar ese momento mientras se tocaba eran grandes, pero el miedo de ser descubierta era mayor, así que se fue sigilosamente para que nadie notara su presencia allí y fue a su habitación. Abrió la puerta, entró y se apoyó en ella intentando controlar su respiración, que estaba agitada.
—Él es enorme –susurró mientras dejaba su mochila en el suelo.
Después de unos minutos intentando controlar sus pensamientos sucios y las diversas sensaciones que recorrían su cuerpo, fue al baño, se dió una duña fría y rápida, luego se vistió y salió. Era casi la hora del almuerzo y, para su sorpresa, se lo encontró en el pasillo.—¿Eh, ya estás aquí? –él miró su reloj de muñeca y luego dijo –pero aún faltan unos minutos para la hora en que sales del colegio, ¿Pasó algo?
—Uno de los profesores se enfermó, por eso cancelaron las últimas dos clases. Te envié un mensaje.
—No lo vi, de todos modos iba a buscarte ahora mismo.
—Bueno, ya estoy aquí.
—Y extraña, ¿Pasó algo?
—No, estoy un poco cansada, sabes qué, me voy a acostar –ella salió rápidamente dejándolo en el pasillo, ese comportamiento lo dejó aún mas desconfiado, pero ni siquiera imaginaba que ella habia presenciado el momento íntimo que él acababa de tener.
Lili se tiró en su cama y al cerrar los ojos se le vino a la mente la imagen de Diogo completamente desnudo, por unos instantes se imaginó a sí misma en lugar de Carla, incluso reprendió sus pensamientos, pero si mente la estaba saboteando.
—Y si...no, Lili, él es tu padrastro –dijorlla deslizando su mano por su cabello. —Nunca me imaginé, qué hombre tan atractivo.
Después de mucho pensar, Lili acabó durmiendo, pero ni en sus sueños tuvo paz, soñó que estaba en su regazo y que él le chupaba los pechos, se despertó aún más excitada de lo que estaba antes y también hambrienta.
—¿Estará él en casa?
Lili fue en la cocina, ya había pasado la hora del almuerzo, así que tomó un vaso de jugo y fue a la sala donde lo encontró sentado en el sofá ella se sentó a su lado y al mirarla notó que su camiseta era bastante transparente.
—Lili, tu camiseta está transparente –ella sintió su rostro calentarse, así que se disculpó, ni siquiera se había dado cuenta, se había puesto esa camiseta porque era cómoda.
—Estoy por tener mi periodo y están sensibles, disculpa –dijo en voz baja mientras se cubría con los brazos, él respiró hondo y respondió.
—Disculpa la indiscreción, pero sabes que mis amigos siempre aparecen aquí, no quiero que nadie te vea así.
—Está bien, me voy a mí habitación.
—Lili, ¿Qué pasó?
—Nada.
—Ha pasado algo, desde que llegaste de la escuela estás extraña, princesa, puedes contarme, ¿Tiene algo que ver con las notas que ibas a recibir hoy? Si es eso, no te preocupes, soy exigente con tu educación porque quiero lo mejor para tí, pero las calificaciones bajas suceden.
—No es eso, mis calificaciones fueron excelentes, si quieres puedes verlas en el sitio web de la escuela.
—Entonces, ¿Qué tienes?
—Debe ser el síndrome premenstrual.
—¿Estás segura de que es solo eso?
—Sí incluso tengo un poco de cólico –dijo y no era mentira.
—Voy a descansar entonces, tengo que volver a la empresa para resolver un asunto.
—Me gustaría ayudarte en la empresa.
—Sería muy bueno, pero por ahora te enfocarás solo en tus estudios, ahora me voy, avísame si necesitas algo.
—Está bien.
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Querido Padrastro - serie: Amores Prohibidos
RomanceLili perdió a su madre a los trece años y quedó al cuidado de su padrastro. Años después, cuando está a punto de cumplir los dieciocho años, presencia un momento intenso entre él y una de las empleadas de la casa. La escena no se le va de la cabeza...