Por la mańana Diogo se despertó y la sintió todavía allí en sus brazos, aspiró el olor de su cabello y la apretó contra su cuerpo, fue involuntario, pero placentero. Lili, al sentir el pequeño apretón, despertó y se asustó, entonces rápidamente se apartó de sus brazos y se sentó, estaba un poco desorientada, miró su ropa y se dio cuenta de que llevaba una camisa de Diogo, los botones estaban abiertos, los pechos al descubierto, sin ropa interior. Se curnió de inmediato y preguntó de repente.
—¿Qué pasó aquí?
—Lili, si estás pensando...no, no te toqué, nunca haría eso –mientras hablaba, ella recordó algunas cosas, se mantuvo en silencio por unis momentos y se calmó un poco.
—¿Qué? No...quiero decir, no pensé en eso ¿Por qué pensaría en algo así? Eres mi padrastro –ella se recostó, apoyó la cabeza en su hombro y agarró su brazo.
—Esque te vi un poco desorientada, y como llevabas mi camisa pensé...ni sé por qué pensé que tendrías ese pensamiento –él dijo avergonzado.
—Lo siento –dijo ella con voz pachona.
—¿Por qué?
—Creo que que te di trabajo ayer, no recuerdo mucho, pero creo que sí.
—Solo te costó un poco darte un baño y que no quisiste vestirte, pero el resto de la noche estuviste tranquila, dormiste como un ángel –él dijo casi susurrando.
—Me gusta cuando hablas en voz baja, tu voz transmite tanta calma.
—¿En serio? –él la abrazó y volvieron a la misma posición que tenían por la noche.
—Sí, y eres calentito.
—Tenemos una excursión esta tarde.
—¿A dónde vamos?
—A la duna del sol poniente.
—Ya he visto algunas fotos, la puesta del sol allí es espectacular –ella dijo emocionada —Gracias, el viaje está siendo increíble.
—Te lo mereces y más, ahora me voy a levantar y pedir nuestro desayuno.
—Quédate un poco más aquí.
—Solo un poquito o nos quedaremos sin desayuno.
—Está bien, me duele la cabeza.
—Eso se llama resaca.
—¿Qué haces para que eso pase?
—Ducha, medicina para el dolor de cabeza y descansar.
—Puedo empezar por la parte de descansar, ya estoy acustada de todos modos –él se rió y le dio un beso en la mejilla.
—Tu barba hace cosquillas.
—Y te gusta.
—Sí, ¿Cómo lo sabes? –ella preguntó fingiendo no recordar.
—Lo dijiste ayer, también dijiste que soy el mejor padrastro del mundo.
—Eso es verdad, pensé que me regañarías por estar borracha.
—Sucede, está bien, pero tienes que tener más cuidado de no emborracharte cuando salgas con tus amigos o estés sola, ayer estuve allí para traerte y cuidarte, pero si estuvieras sola, personas malintencionadas podrían aprovechar la situación y hacerte daño.
—Tienes toda la razón, prometo tener cuidado y dejar de emborracharme solo contigo –ella dijo haciéndolo reír.
—Ahora voy a pedir nuestro desayuno, no voy a pasar hambre porque tú eres perezosa.
—No soy perezosa, solo estoy enferma.
—La resaca no es una enfermedad, perezosa –él río y luego se levantó dejándola sola en la cama.
Después de una larga ducha donde finalmente sació lo que estaba sintiendo, salió del baño sintiéndose un poco culpable, pero era mejor masturbarse que perder el control y hacer cosas de las que probablemente se arrepentiría después.
—Pensé que te habías mudado al baño –ella lo vio y dijo.
—Ah...esque el agua estaba tan buena, y también tengo resaca.
—Voy a tomar una ducha, si es que no te acabaste el agua del hotel –ella dijo y él solo río un poco avergonzado.
Lili se levantó de la cama y caminó de la habitación hacia el baño, pero al ver su reflejo en un espejo que habia allí, se detuvo, admiró su cuerpo cubierto por la camisa y dijo —Vaya, qué sexy me veo –luego rió y se fue a duchar.El resto del día estuvieron en la habitación, miraron un poco de televisión, Lili durmió casi todo el tiempo y hasta juró que nunca volvería a beber en su vida, Diogo solo se rió, todos dicen eso en medio de una resaca. Por la tarde, se prepararon para el paseo, ella estaba emocionada, a pesar de sentirse un poco mal por la resaca.
Ya en la duna del sol poniente, ella miraba asombrada el paisaje y cuando el sol empezó a encontrarse con el mar, aprovecharon para tomar algunas fotos, querían inmortalizar ese viaje.
—Qué espectáculo –él puso su brazo sobre sus hombros y ella lo abrazó por la cintura —La puesta de sol es un espectáculo que se repite todos los días pero nunca pierde su encanto.
—Mañana lo veremos de nuevo, pero desde otro lugar.
—¿Dónde?
—La piedra furada.
—Increíble, hoy mismo me preguntaba si mi guía turístico personal me llevaría allí.
—Claro que sí, y hoy también visitaremos el pueblo.
—¿A dónde vamos?
—A un bar, investigué uno muy interesante, y hoy también hay música en vivo de forró.
—Tendrás que sacarme a bailar.
—Pero no sé bailar forró.
—Yo tampoco, aprendamos juntos –dijo ella arrancándole una sonrisa sincera.
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Querido Padrastro - serie: Amores Prohibidos
RomansaLili perdió a su madre a los trece años y quedó al cuidado de su padrastro. Años después, cuando está a punto de cumplir los dieciocho años, presencia un momento intenso entre él y una de las empleadas de la casa. La escena no se le va de la cabeza...