Cuando finalmente regresaron al hotel, eran más de las tres de la tarde, almorzaron en uno de los muchos quioscos, así que simplemente se ducharon y se acostaron a descansar.
Ya era de noche, Lili se despertó, Diogo seguía durmiendo, decidió que lo iba a despertar, se acercó a la cama de puntillas y saltó encima de él, quien despertó bruscamente y asustado.
—Oh, Dios, Lili –dijo él poniéndose su mano encima del pecho mientras ella se reía —Yo ya no soy tan joven como cuando eras una niña, ya me estoy haciendo viejo y con uno de esos me vas a dar un infarto.
—No seas tonto, todavía eres casi un adolescente.
—Solo es una concepción.
—¿Qué tal una noche de cine?
—¿Ya es de noche?
—Sí, lo es.
—Llama a recepción y pídeles que nos traigan algo de comer.
—Nada de ensaladas.
—Está bien, está bien, elige lo que quieras.
—Voy a llamar a recepción y luego me voy a duchar, me estoy quemando por el calor.
Después de comer toda la comida chatarra que quería comer, Lili fue al baño, después de la ducha se puso un camisón, era liso y negro, no tenía escote ni nada demasiado sexy, pero era un poco corto. Mientras elegían lo que iban a ver, Diogo aprovechó para ducharse y cuando volvió ella puso la serie elegida y se acostó boca abajo con los pies a un lado de la cabecera, al otro lado en la misma cama estaba él, apoyado en la cabecera atento a la serie, ni siquiera se había dado cuenta de la posición en la que se encontraba.
Ya era el segundo episodio, estaban atentos mientras comían bocadillos y bebían gaseosas, pero una pequeña desviación de la dirección en la que lo había estado mirando lo hizo notar, la bunda temblaba levemente mientras balanceaba las piernas, el camisón corto dejándola media expuesta, las bragas pequeñas que no cubrían mucho, por unos segundos la estuvo mirando, pero la sola idea de desearla lo enfureció.
—Lili, acuéstate derecho.
—No, me siento cómoda así.
—Acuéstate derecho.
—Diogo, siempre veo películas de esta forma.
—¿Tanto te cuesta acostarte o sentarte erguida, tener postura? Eres una mujer, no una niña de ocho años –dijo cambiando un poco la voz. Eso hizo que se le encendiera un detonante en la cabeza, lo único que se le venía a la mente era su padre y la forma en la que siempre estaba enojado, gritando o golpeando a su madre. Se quedó quieta por unos segundos, la fuerza había desaparecido de su cuerpo y dejó caer sus manos al paquete de papas fritas que sostenía despertándola de ese trance tortuoso.
—Está bien, yo, me voy a sentar –recogió las papas, luego se sentó de espaldas a él, y en los últimos dos minutos del capítulo, solo contuvo las lágrima.
Cuando terminó el capítulo de la serie, ella se levantó y no tenía el corazón para volverse hacia él y dijo sin mirarlo.
—Me voy a dormir.
—Apaga la luz, yo también me iré a dormir.
Apagó la luz y se dirigió a su cama, él nunca la había tratado así, incluso cuando era necesarios regañarla, era amable, conocía muy bien sus traumas infantiles e hizo lo posible por no despertarlos.
Lili no pudo evitar llorar, eran más fuertes que ella, recordaba todos los gritos, maldiciones, ruido de las cosas rompiéndose y peor aún eran audibles.
—Lili... ¿Estás llorando?
—No –dijo ella, pero la voz la delató, era temblorosa y defectuosa. Diogo se levantó rápidamente de su cama y se acercó a la suya y allí en la oscuridad la puso en su regazo y la abrazó.
—Lili...
—¿Por qué me gritaste? –dijo entre lágrimas.
—Perdóname, me enojé, pero la culpa no es tuya, princesa.
—¿Qué pasó? ¿Qué hice?
—Cálmate, está bien.
—Dime...
—Lili, aveces tu postura no es la adecuada, ya eres mujer y...
—No quiero, quiero ser tu nena –era cierto, pero también había un doble sentido en lo que decía.
—¿Mi nena?
—Sí, cambiaste conmigo-
—Si es por lo que pasó, prometo que no volverá a suceder.
—No es solo eso, no me tratas como lo hacías hace unos años.
—Porque creciste, Lili. Quería dejarte crecer y pensé que querías que fuera así.
—Y me gusta, pero echo mucho de menos algunas cosas.
—Te prometo que me acercaré aún más.
—¿Puedes dormir conmigo? –preguntó con picardía.
—Pero Lili...
—Como cuando me asusté y me dejaste dormir arriba de ti.
—Pro en ese entonces pensabas alrededor de veinticinco libras y yo era joven –le dijo provocando una leve risa que era muy triste.
—Ahora solo hay quince más.
—Bien, me quedaré aquí, pero no dormirás encima de mí o mañana no podré levantarme.
—Está bien –la sacó de su regazo y la puso en la cama para luego acostarse a su lado. Lili sintió que su corazón se apretaba, así que se acostó sobre su pecho y lo abrazó con fuerza.
—Todo va a estar bien, princesa.
—Extraño a mamá.
—Yo también la extraño.
ESTÁS LEYENDO
Querido Padrastro - serie: Amores Prohibidos
RomanceLili perdió a su madre a los trece años y quedó al cuidado de su padrastro. Años después, cuando está a punto de cumplir los dieciocho años, presencia un momento intenso entre él y una de las empleadas de la casa. La escena no se le va de la cabeza...