ocho

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Al día siguiente, Seonghwa llegó temprano a la escuela, decidido a encontrar a Hongjoong y hablar con él. Se paró en la entrada, esperando verlo aparecer entre la multitud de estudiantes que comenzaban a llegar. Miraba constantemente hacia la puerta principal, con la esperanza de ver esa figura pequeña pero llena de energía, siempre destacando entre los demás.

Pero pasaron los minutos, y Hongjoong no aparecía. Seonghwa frunció el ceño, preguntándose si tal vez llegaría tarde. Decidió esperar un poco más, pero cuando la campana sonó, indicando el inicio de las clases, Hongjoong seguía sin dar señales de vida.

Con una sensación incómoda en el pecho, Seonghwa decidió entrar a su clase, pensando que tal vez lo vería en uno de los descansos. Sin embargo, conforme avanzaba el día, su preocupación solo aumentaba. En cada descanso, miraba alrededor, buscando a Hongjoong en los pasillos y en los lugares donde solía estar, pero no lo encontró. Ni siquiera en la sala del consejo estudiantil, donde solía pasar mucho tiempo. Era como si Hongjoong hubiera desaparecido por completo.

En una de sus horas libres, mientras ayudaba a un profesor a llevar unos libros a la sala de maestros, Seonghwa no pudo evitar preguntar, intentando que su voz no revelara la preocupación que sentía.

-Profesor, disculpe... ¿Ha visto a Hongjoong hoy? No lo he encontrado por ninguna parte.

El profesor se detuvo un momento, pensando en la pregunta, y luego negó con la cabeza.

-No, Seonghwa. Hongjoong no asistió hoy a la escuela. Recibí un aviso esta mañana de que estaba resfriado y no podría venir. Seguramente necesitará descansar unos días.

El corazón de Seonghwa dio un vuelco al escuchar la noticia. No se esperaba eso, y la preocupación que había estado sintiendo todo el día se intensificó de golpe. El pensamiento de que Hongjoong estuviera solo en casa, enfermo, y después de todo lo que había pasado entre ellos, le provocaba un sentimiento de culpa y ansiedad.

-Ya veo... -murmuró, tratando de disimular su inquietud.

El profesor no pareció notar el cambio en su expresión, y continuó con su camino, dejando a Seonghwa solo en el pasillo. Durante un largo momento, Seonghwa se quedó allí, con los libros en la mano, sin saber qué hacer. Quería ir a ver a Hongjoong, asegurarse de que estaba bien, pero al mismo tiempo no sabía si eso sería bien recibido después de cómo lo había tratado. Sin embargo, la preocupación que sentía era más fuerte que sus dudas.

"¿Qué debo hacer ahora?", pensó, mordiéndose el labio. No podía simplemente ignorar lo que sentía. Hongjoong le importaba más de lo que estaba dispuesto a admitir, y no quería dejar que un malentendido se interpusiera entre ellos.

Decidido a hacer algo, Seonghwa comenzó a considerar la idea de visitarlo en su casa después de la escuela, aunque fuera solo para asegurarse de que estuviera bien. Sabía que tenía que hacer las paces y mostrarle a Hongjoong que realmente le importaba, incluso si eso significaba salir de su zona de confort y enfrentar sus propios miedos.

Seonghwa caminaba por las calles, distraído y absorto en sus pensamientos. La idea de ir a la casa de Hongjoong para ver cómo estaba seguía dando vueltas en su mente, pero cada vez que pensaba en ello, se encontraba con un gran obstáculo: ni siquiera sabía dónde vivía. Se había pasado todo el día preocupado por él, pero no se le había ocurrido preguntar a algún profesor sobre la dirección de su casa.

"Es una idea absurda, de todas formas," se dijo a sí mismo, tratando de justificar su inacción. "¿Qué haría si llegara a su casa de repente? No querría verme, especialmente después de lo que pasó."

Mientras caminaba sin rumbo fijo, se encontró a mitad de una calle tranquila, con la escuela ya lejos a sus espaldas. La inseguridad y la confusión lo mantenían paralizado, preguntándose si había sido demasiado precipitado en sus decisiones. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de darse por vencido y volver a casa, algo captó su atención.

A lo lejos, vio a alguien entrar en una tienda de conveniencia. La persona llevaba un tapabocas, pero Seonghwa reconoció de inmediato la pequeña estatura y la forma en que se movía. Se detuvo en seco, con el corazón acelerado. Era Hongjoong. Parecía llevar puesta ropa de dormir, como si hubiera salido apresuradamente de casa, y Seonghwa pudo notar que sus ojos estaban hinchados, como si hubiera estado llorando.

Una ola de culpabilidad lo invadió al ver a Hongjoong en ese estado. Se sentía responsable, sabiendo que parte de ese dolor podría haber sido causado por su dureza y desconfianza. Durante un breve instante, Seonghwa dudó. No estaba seguro de si debía acercarse o si Hongjoong quería verlo en ese momento. Pero la preocupación ganó, y decidió seguirlo.

Entró en la tienda con cuidado, intentando no llamar demasiado la atención. Observó a Hongjoong desde la distancia mientras este caminaba por los pasillos, deteniéndose para mirar algo en las estanterías. Seonghwa se acercó lentamente, tratando de reunir el valor para hablar. Su mente estaba llena de preguntas: ¿Qué le diría? ¿Cómo se disculparía? ¿Y si Hongjoong no quería verlo o hablar con él?

Finalmente, cuando estuvo lo suficientemente cerca, Seonghwa tomó una profunda respiración y se armó de valor. Sabía que no podía seguir dudando o evitando lo que tenía que hacer. Dio un paso adelante y llamó suavemente:

-Hongjoong...

El menor se giró lentamente, sus ojos todavía algo rojos y cansados. Seonghwa pudo ver la sorpresa en su rostro al verlo allí, y durante un momento, los dos se quedaron en silencio, mirándose uno al otro. Seonghwa no sabía si Hongjoong estaba enojado, triste o simplemente confundido, pero lo único que podía pensar era que necesitaba arreglar las cosas.

-¿Qué haces aquí? -preguntó Hongjoong, su voz apagada detrás del tapabocas.

Seonghwa tragó saliva, luchando por encontrar las palabras correctas. Este no era el tipo de conversación que esperaba tener en medio de una tienda, pero no podía dejar pasar la oportunidad.

-Vi que estabas aquí... y quería hablar contigo -respondió Seonghwa, sintiendo cómo sus palabras se ahogaban en su garganta-. Quería... disculparme por lo de ayer. No debí hablarte así.

Hongjoong lo miró en silencio durante unos segundos que parecieron una eternidad, y Seonghwa sintió que su corazón latía con fuerza en su pecho. No sabía qué iba a decir el otro chico, pero ya estaba preparado para cualquier respuesta. Sabía que debía aceptar lo que fuera que Hongjoong decidiera, incluso si eso significaba que no quería volver a verlo. Pero mientras observaba a Hongjoong, solo podía pensar en cómo había llegado a este punto y en lo mucho que le importaba.

-¿Por qué te importa? -preguntó Hongjoong finalmente, su voz llena de una mezcla de confusión y cansancio.

Esa pregunta hizo que Seonghwa se diera cuenta de que no solo necesitaba disculparse, sino también ser sincero con él, y consigo mismo, sobre lo que realmente sentía.

Eclipse | SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora