Hongjoong, con su corazón encogido por la angustia, llevó a Seonghwa a su casa. La vista de las heridas en el cuerpo de Seonghwa le revolvía el estómago, pero su prioridad era asegurarse de que estuviera a salvo y cuidado. No le importaba nada más en ese momento.
El camino hasta su hogar fue silencioso. Seonghwa, que solía ser reservado pero nunca tan sombrío, caminaba como si el mundo se le hubiera desplomado encima. Hongjoong intentó hablarle en varias ocasiones, pero solo recibió miradas perdidas y la sensación de que Seonghwa estaba atrapado en un pozo oscuro del que no sabía cómo salir.
Al llegar a la casa, Hongjoong lo guió hasta su habitación. La casa estaba vacía, como siempre que su madre trabajaba fuera de la ciudad, pero esta vez, la soledad no le resultó reconfortante. Seonghwa se sentó en la cama de Hongjoong, aún sin decir una palabra, con los ojos hinchados y el rostro manchado de lágrimas secas.
Hongjoong se movió rápidamente, buscando en su botiquín cualquier cosa que pudiera utilizar para limpiar y curar las heridas de Seonghwa. Cada vez que miraba a su novio, sentía un nudo en la garganta que amenazaba con asfixiarlo.
Seonghwa no se resistió cuando Hongjoong comenzó a limpiar sus heridas. Solo se dejó hacer, como si ya no tuviera fuerzas para oponer resistencia. La atmósfera se llenó de un silencio denso, roto solo por los suaves suspiros de Hongjoong mientras trataba de ser lo más cuidadoso posible.
Aunque Seonghwa estaba perdido en sus pensamientos, no quería estar lejos de Hongjoong. Sentía una mezcla de culpa y alivio, como si estar cerca de él lo mantuviera a flote en medio de su tormento personal. Pero, al mismo tiempo, no podía dejar de pensar en las palabras de su padre, en el desprecio de su madre, en cómo todo se había desmoronado en cuestión de horas.
Cuando Hongjoong terminó de curar las heridas, se sentó junto a Seonghwa, sin decir nada. Sabía que Seonghwa necesitaba tiempo para procesar lo ocurrido, pero también sabía que no lo dejaría solo, no esta vez. Sin importar lo que pasara, Hongjoong estaba decidido a quedarse a su lado, aunque eso significara cargar con parte de su dolor.
La mañana siguiente llegó con la luz del sol filtrándose suavemente por las cortinas, iluminando el cuarto en un resplandor cálido y pacífico. Era un contraste tan grande con el caos de la noche anterior que casi parecía irreal. Hongjoong despertó primero, sus ojos aún pesados por el cansancio y el miedo latente que lo había acompañado durante toda la noche. Lo primero que sintió fue el calor de Seonghwa a su lado, y eso le trajo un leve alivio. Estaban abrazados, sus cuerpos entrelazados como si fueran dos náufragos aferrándose el uno al otro en medio de una tormenta.
Hongjoong miró a Seonghwa, su rostro relajado por el sueño, aunque todavía se notaban las huellas del sufrimiento en las pequeñas líneas de su ceño y las marcas de las lágrimas secas en sus mejillas. Había temido que, en algún momento de la noche, Seonghwa se desvaneciera, escapando en silencio, tal como lo había hecho antes. Pero ahí estaba, aún a su lado, y eso le dio una pequeña esperanza de que las cosas podían mejorar.
Seonghwa, aún dormido, se movió ligeramente en los brazos de Hongjoong. Había estado luchando con el miedo de que todo esto fuera un sueño, que al abrir los ojos se encontraría nuevamente en su casa, solo, enfrentando una realidad que se había vuelto insoportable. Pero la calidez que sentía, el latido del corazón de Hongjoong contra su pecho, le decía que esto era real. Se aferró más a él, como si temiera que un movimiento brusco pudiera romper el hechizo.
Poco a poco, los ojos de Seonghwa comenzaron a abrirse, parpadeando lentamente ante la luz de la mañana. Lo primero que vio fue el rostro de Hongjoong, que lo observaba con una mezcla de preocupación y cariño. Por un momento, no dijo nada, solo lo miró, tratando de asimilar la realidad de la situación. Estaban juntos, y era algo que nunca hubiera imaginado posible, no después de todo lo que había pasado.
-Buenos días -murmuró Hongjoong, su voz suave, como si temiera romper el frágil silencio que los rodeaba.
Seonghwa lo miró, sus ojos aún algo vidriosos, y asintió ligeramente. No podía encontrar las palabras adecuadas, pero su corazón latía con fuerza, agradecido por estar ahí, por no estar solo. En ese momento, comprendió que Hongjoong era su refugio, el único lugar donde podía sentirse seguro, incluso si su mente seguía llena de dudas y temores.
-Pensé que... pensé que te irías -confesó Hongjoong, su voz temblando ligeramente.
-Yo también pensé que despertaría solo -respondió Seonghwa en un susurro, aferrándose aún más a él.
El día recién empezaba, pero ambos sabían que aún les quedaba un largo camino por recorrer. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, Seonghwa sintió que no tenía que recorrerlo solo. Tenía a Hongjoong, y aunque aún quedaban muchas heridas por sanar, ese era un buen comienzo.
El fin de semana les daba un respiro, un día en el que no tendrían que enfrentarse a la realidad más dura de la escuela y los problemas que allí aguardaban.
Hongjoong, preocupado por lo que había ocurrido la noche anterior, decidió que era el momento de hablar con su madre, para pedirle permiso para que Seonghwa se quedara un tiempo en su casa. No quería que Seonghwa tuviera que volver a ese ambiente tóxico, y sabía que su madre, siendo comprensiva como era, podría ayudar.
Cuando su madre atendió la llamada, su tono fue tranquilizador y paciente, escuchando todo lo que su hijo tenía que decir sobre la situación. Al principio, Seonghwa no quería aceptar la oferta de quedarse en la casa de Hongjoong, preocupado por convertirse en una carga más para la madre de su novio. Sin embargo, Hongjoong insistió, sabiendo que era necesario para que su madre estuviera al tanto de todo y para asegurarse de que Seonghwa estuviera seguro.
Su madre, quien ya sabía algo sobre la situación difícil de Seonghwa con sus padres, aceptó de inmediato. Su voz en el teléfono fue cálida y reconfortante, prometiendo que haría todo lo posible para que Seonghwa se sintiera como en casa y que no tuviera que preocuparse por nada. "Este es un hogar seguro para él, Hongjoong. No permitiré que nada malo le pase mientras esté bajo este techo."
Con el permiso de su madre asegurado, Hongjoong regresó al cuarto donde Seonghwa estaba todavía en la cama, con los ojos entreabiertos y un aire de melancolía en su rostro. Seonghwa no había querido escuchar la conversación, pero sabía lo que estaba ocurriendo.
-Mi madre dijo que está bien, Seonghwa. Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites, - le dijo Hongjoong, arrodillándose junto a la cama.
Seonghwa suspiró, aún sintiéndose un poco incómodo con la idea.
-No quiero ser una carga, Hongjoong... ya tienes suficiente con lo que pasó.
-Ya hablamos de esto. No eres una carga, Seonghwa, - respondió Hongjoong con firmeza, tomando suavemente la mano de su novio. - Quiero que estés aquí, y mi madre también. Ella lo entiende, y solo quiere que estés bien.
Seonghwa asintió lentamente, sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas otra vez, pero esta vez, eran lágrimas de alivio.
- Gracias... a ti y a tu madre... no sé cómo agradecerles.
Hongjoong se inclinó y le dio un suave beso en la frente.
- No tienes que agradecer nada. Eres importante para mí, y mereces estar en un lugar donde te cuiden.
Finalmente, Seonghwa aceptó quedarse. Aunque todavía sentía un peso en su corazón, sabiendo que su relación con sus padres había llegado a un punto crítico, también sentía un poco de esperanza, algo que no había experimentado en mucho tiempo. Y mientras estuviera con Hongjoong, sabía que no tendría que enfrentar sus miedos solo.
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Eclipse | SeongJoong
Romance"- Me da miedo la oscuridad, pero tu eres la luna que ilumina mis noches. - Para mi todos los días son nublados y fríos, pero tu eres el sol que calienta mi corazón."