Al día siguiente, Hongjoong se dirigió al tejado con una sonrisa en el rostro. La risa compartida con Seonghwa el día anterior había sido un cambio refrescante, y estaba ansioso por continuar esa nueva conexión. Cuando llegó, lo encontró en el mismo lugar, inclinado sobre su cuaderno de dibujo. La escena era casi idéntica a la del día anterior, pero algo se sentía diferente.
-¡Buenos días, Seonghwa! -saludó Hongjoong con entusiasmo mientras se acercaba.
Seonghwa levantó la vista brevemente, pero en lugar de la expresión relajada que Hongjoong esperaba, sus ojos estaban fríos y su rostro mostraba una dureza que no había estado allí antes.
-¿Qué quieres? -preguntó Seonghwa en un tono seco, volviendo la vista a su cuaderno sin esperar una respuesta.
Hongjoong se detuvo en seco, confundido por la brusquedad en la voz de Seonghwa. Ayer habían reído juntos, pero ahora parecía que todo eso había sido olvidado.
-Solo vine a saludarte -respondió Hongjoong, tratando de mantener su tono amigable-. Ayer nos divertimos, ¿no? Pensé que podríamos...
-Lo que pasó ayer fue un error -interrumpió Seonghwa, cerrando su cuaderno con un golpe seco-. No sé por qué estás aquí otra vez, pero no necesito tu compasión ni tus bromas. Déjame en paz.
El rechazo fue como un golpe inesperado para Hongjoong. No entendía qué había cambiado desde el día anterior. Seonghwa lo miraba como si fuera un extraño, alguien a quien apenas toleraba.
-Pero... pensé que nos habíamos llevado bien -dijo Hongjoong, su voz mostrando la confusión que sentía-. ¿Hice algo mal?
Seonghwa soltó una risa amarga, pero no había nada de diversión en ella.
-¿Hacer algo mal? No tienes que hacer nada para molestarme, Hongjoong. Eres el presidente estudiantil, siempre tan perfecto, tan seguro de ti mismo. No sé qué pretendes al acercarte a mí, pero no voy a ser parte de tus juegos. Así que, por favor, vete.
Las palabras golpearon a Hongjoong más fuerte de lo que había esperado. Había querido acercarse a Seonghwa, conocerlo mejor, pero ahora sentía que había hecho todo mal. No sabía por qué Seonghwa estaba tan enojado, y eso lo desconcertaba.
-No estoy jugando contigo -dijo Hongjoong con sinceridad, dando un paso hacia atrás-. Solo quería conocerte mejor. Pensé que podríamos ser amigos.
Seonghwa lo miró fijamente, sus ojos llenos de una mezcla de desconfianza y algo más, algo que Hongjoong no podía identificar.
-No necesito amigos como tú -respondió Seonghwa finalmente, antes de girar sobre sus talones y salir del tejado, dejándolo solo.
Hongjoong se quedó ahí, en silencio, sintiendo un peso en el pecho que no había sentido antes. La alegría que había sentido al subir al tejado esa mañana se había desvanecido, reemplazada por una confusión que no sabía cómo resolver.
Miró hacia el lugar donde Seonghwa había estado sentado, preguntándose qué había cambiado de un día para otro. No tenía respuestas, solo la sensación de que había perdido algo importante antes de siquiera tener la oportunidad de entenderlo.
La noche anterior, Seonghwa se había sentado en su habitación, tratando de concentrarse en sus dibujos. El cuaderno, que normalmente era su escape, se sentía pesado entre sus manos. Había pasado todo el día pensando en la extraña interacción con Hongjoong, en cómo ese chico había mostrado un interés genuino en él. Era raro, desconcertante. Pero antes de que pudiera entender por qué lo afectaba tanto, la puerta de su habitación se abrió de golpe.
-¿Qué haces todo el día encerrado ahí? -La voz de su padre resonó por la habitación, fría y cortante, como siempre.
Seonghwa no respondió. Sabía que cualquier cosa que dijera solo empeoraría las cosas. Mantuvo la vista en su cuaderno, intentando ignorar la presencia de sus padres que ahora llenaba la habitación.
-¡Contéstame cuando te hablo! -demandó su padre, cruzando los brazos.
-Solo dibujo -murmuró Seonghwa, su voz apenas un susurro.
-¿Dibujar? -replicó su madre, su tono lleno de desprecio mientras se acercaba-. ¿Crees que eso te va a llevar a alguna parte? Nadie va a querer estar cerca de alguien que se esconde en su propio mundo todo el tiempo.
-Es por eso que estás solo, Seonghwa -agregó su padre, cada palabra goteando veneno-. Nadie quiere estar con alguien como tú. ¿Quién querría estar cerca de alguien tan cerrado y extraño?
Seonghwa sintió el peso de las palabras de sus padres caer sobre él, aplastando cualquier resquicio de confianza que pudiera haber tenido. No era la primera vez que escuchaba algo así, pero cada vez dolía más. Sus padres nunca habían entendido su amor por el arte, ni su necesidad de estar solo. Para ellos, todo lo que hacía era una pérdida de tiempo.
-Siempre estarás solo si sigues así -continuó su madre, dando un paso más cerca, su mirada dura-. Nadie quiere a alguien que se esconde detrás de un cuaderno, alguien que no sabe cómo relacionarse con los demás. Es por eso que siempre estarás solo.
Esas palabras resonaron en la mente de Seonghwa mucho después de que sus padres se hubieran ido. Se quedó en la oscuridad de su habitación, mirando el cuaderno cerrado frente a él. Las palabras de Hongjoong del día anterior, que en su momento habían parecido sinceras y amables, ahora se sentían como una burla.
"¿Por qué querría ser mi amigo?", pensó Seonghwa, sintiendo una creciente desconfianza. Había algo demasiado conveniente en el interés repentino de Hongjoong. Tal vez solo quería algo a cambio, o peor aún, tal vez solo quería burlarse de él, de su soledad, de su necesidad de esconderse en su arte.
La risa compartida en el tejado se sentía ahora como una trampa, una manera de hacer que bajara la guardia. Hongjoong era el presidente estudiantil, el chico que tenía todo bajo control, que era perfecto a los ojos de todos. ¿Por qué alguien como él querría ser amigo de alguien como Seonghwa, alguien que ni siquiera podía soportar la compañía de sus propios padres?
Seonghwa se sintió invadido por la inseguridad y la duda. En su mente, la única respuesta que tenía sentido era que Hongjoong estaba jugando con él. Solo quería demostrar que era mejor, que incluso podía hacer que alguien como Seonghwa creyera que no estaba solo, para luego arrancarle esa falsa seguridad de las manos.
Decidido a no dejar que eso ocurriera, Seonghwa se prometió a sí mismo que no volvería a caer en esa trampa. Al día siguiente, cuando Hongjoong se acercara, él lo rechazaría. No se permitiría ser lastimado de nuevo. Nadie podría querer estar cerca de él sin una razón oculta, y él no iba a ser tan ingenuo como para no verlo.
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Eclipse | SeongJoong
Romansa"- Me da miedo la oscuridad, pero tu eres la luna que ilumina mis noches. - Para mi todos los días son nublados y fríos, pero tu eres el sol que calienta mi corazón."