𝙀𝙖𝙧𝙩𝙝'𝙨 𝙍𝙚𝙗𝙞𝙧𝙩𝙝 - 𝘽𝙚𝙩𝙬𝙚𝙚𝙣 𝙨𝙩𝙖𝙧𝙨

te quema en tu cara

Mientras más pasan los años, más estaba por desgarrarse.

Sus manos estaban temblando mientras la punta de la lapicera estaba por hacer un agujero en la libreta, todos los números en las páginas parecían estar flotando alrededor

No podía, ya no.

Todo lo nuevo que pudo pisar el planeta se mantuvo maldito.
Que horrible pensamiento, dios sabrá que le habrá pasado por la cabeza estos últimos días para estar actuando agresivo con todo lo que le rodea.

Fue cargar la maldición de miles de seres diminutos que impactaban el dolor sobre su superficie, su coraza estaba rompiéndose y con ello los colores fueron mostrando más brillo. Algo exótico, venenoso con solo tocar sus árboles.

Si esto seguía así, estaba seguro de que todo se iba a ir por el desagüe. Años in dormir, sin encontrar nada hasta ahora, la luz del sol estaba más brillante cada año para dar la más sutil indirecta que choco su cerebro: no sigas.
Toda advertencia fue ignorada, y con el, lo último que quedaba o lo último que podrían recordar de el se había desvanecido rápidamente.

Solo podías ver a alguien que conoces, y a la vez no.

¿Era tarde para empezar de cero otra vez?

¿Era tarde para que la luz brillante le dé un abrazo para saber que estaba bien?
¿Era tarde para detenerse?

La decisión estaba hecha.
Ya no hay vuelta atrás.

Sus pensamientos cambiaron, al igual que su actitud.
Todos se dieron cuenta.

Eso no importaba.
Ya nada importa.

"Pensé que te gustaba la ropa rara que tenemos."
Ares estaba de brazos cruzados, flotando del revés en frente de Gaia quien tenía el ceño fruncido. La primera vez que mostraba otra mueca que no sea la sonrisa tonta a la que se acostumbro.

"Es del pasado."
Levanto sus hombros dejándolos caer en cuestión de segundos, cerrando sus ojos con calma, soltando un suspiro de sus labios arreglando sus lentes antes de que flotaran lejos de su cara.
"¿Acaso te gusta llevar vestidos?"

Bromeó mientras sonrió, ganando la mueca de curiosidad por parte de Ares quien dió una vuelta para flotar con normalidad en frente del planeta.

"Sigo sin entender tus cosas de pulgas..."

"Algún día lo entenderás."
Gaia rodó los ojos sin interés.
"O hasta el día que te explique todo, no sé."

"¿Me vas a dar tus charlas de lunático?"
Ares arqueó una ceja, con los brazos cruzados. La tela blanca y fina que llevaba encima no le estaba ayudando, parecía una señora en sus noventas, el pelo largo en una trenza no le ayudaba.

"Tal vez."
Sonrió, levitando alrededor de Ares quien se quedó en su lugar observando al querido planeta con tonos más azules que antes. En unos minutos, Gaia se detuvo en frente del planeta nuevamente.
"La ropa de hippie te quedaría bien."

"¿La que?-"

"Nada, nada."

Silencio.
En el espacio siempre hubo silencio, solamente que nunca se sintió tan incómodo para los dos como ahora, se sentía la tensión y no era algo tan bonito.
Gaia se había quedado con una sonrisa y sus manos en sus caderas observando a la cara Ares que a diferencia de el, tenía el ceño fruncido y tenía los brazos cruzados.

Cualquier cosa con el tal de romper el hielo servía.
Hace años que no hablaba con Ares, volver a hablar con del después de muchos conflictos pasados era...extraño.

Es peor siendo consciente de que Ares no había venido a molestar, si no que Gaia lo llamo para tener privacidad. Ni Afrodita ni Hermes sabían que estaban solos, posiblemente esos dos debían estar jugando o buscando Ares por algún lado.

Habían que hacer muchos cambios.

Si tan solo pudiera darle un golpe en la cara sería mejor, no es como que no se lo mereciera pero es que es difícil dejar el pasado así de simple. "Es el pasado" si, pero eso no significa que por estar en el pasado no te haya impactado.

Hay algunas cosas que no se pueden olvidar, ni perdonar.
El podía perdonar, pero no iba a olvidarse jamás lo que solían hacerle cuando si apenas era considerado un "recién nacido" solitario.

Ahora debería de estar alejándose de el, decirle todo lo que tenía atorado en su garganta y dejarlo en un estado deplorable para que vea como cambio.
Ares posiblemente le devuelva el golpe, y tal vez los insultos con quien sabrá que tipo de acto, pero al final ambos estarían peleándose por conflictos muy personales.

Así que...era extraño que Ares no le estuviera molestando, y era raro ver a Gaia actuando como un planeta normal.

Este día será largo.

Ambos estaban mirándose, hasta que Gaia bajaba la mirada por todo el cuerpo de Ares, ¿Que ropa usaría alguien como Ares? Tendría que ser algo casual, pero tampoco tanto al punto de que sea irreconocible.

Si se soltaba el pelo a lo mejor se vería como una mujer con ese vestido encima-

"¿Acaso evolucionaste que andas usando esa cosa encima?"
Ares tomo suavemente la chaqueta de Gaia y la levanto un poco, era algo extraño...no estaba hecha de tela como la ropa a la que siempre usaban.
Será algo un poco más, duro, si se podía decir de esa forma.

"¿Te refieres a la chaqueta?"
Gaia apunto a la "chaqueta" negra que tenía puesta, los pequeños puntos de metal brillando a través de ella no fueron pasando desapercibidos.
"Evolucionar trae moda, Marte."

"¿También me cambias el nombre?"
Su mueca de confusion fue mezclada con una que no podía identificar.

"A todos."
Gaia le corrigió.

"¿Harás otra lista gigante con los nombres de todos?"
Su dedo apunto al polvo de estrellas que tenía en el cinturón, Gaia alejo su mirada un poco nervioso.

Se había olvidado de la larga lista que debía hacer con los nombres de todos.

Ojalá algún día un meteorito del tamaño de marte se chocara contra el y así-

"Seh, tal vez haga una."
Gaia elevo sus hombros con una sonrisa vaga.

"Quiero imaginarme que también cambiaste tu nombre."

"Sip, Tierra. Aunque también pueden usar Gaia y Pangea
... llámame como quieras, es casi lo mismo."

"¿Por eso también buscas cambiar mi ropa?"

"Son tiempos modernos, hay que vernos a la moda."
Tierra justifico, ignorando que sus lunas le estaban arrancando algún mechón de cabello por ahí. Aunque no parecía, estaban jugando como era de costumbre.

"Estoy seguro de que me vas a hacer vestir la peor cosa que ví en mi vida."
Marte entre cerro los ojos sospechoso de la sonrisa amplia que tenía el planeta de colores vivos, quien había hecho la carcajada más sarcástica y vacía que escucho hasta ahora.

"Naaaah...no soy así."
Tierra sonrió sarcásticamente.
"¿Cómo puedes pensar eso?"

"Ojalá un meteorito te haga reflexionar de la vida."

"Tu sabes que te quiero mucho."
El planeta comentó con una sonrisa, mientras dibujaba el concepto que tenía en mente para la ropa de Marte.

"Yo también te quiero mucho."
Marte soltó un suspiro, rodando los ojos, aunque odiaba admitirlo.

Era mejor fingir que nada malo paso.
Era mejor ser un ciego ignorante otra vez.