Capitulo 3.

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Casa de placer

————————————————————————Las hojas de los árboles volaban por doquier, las ramas sonaban, y el viento soplaba

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Las hojas de los árboles volaban por doquier, las ramas sonaban, y el viento soplaba.
La princesa Visenya caminaba por los pasillos de kings landing dirigiéndose al consejo del Rey, para servir de copera como su madre lo había hecho.
Al llegar a su destino y abrir las puertas se encontraban discutiendo intensamente sobre los peldaños de piedra habían regresado nuevamente a pesar de la victoria del canalla.
—Dioses esos no se rinden— susurró la platinada pequeña mientras le servía vino a su madre y sólo esta pudo escucharlo, la heredera dio una risa a su adorada hija.

Después de una discusión extremadamente larga y aburrida para la princesa Visenya, que desconocía de esos temas, finalizó el consejo.

—Hemos concluido por hoy, pueden irse— dijo la Reina con una mueca de enfado.

—Gracias a los dioses— respondió el Rey mientras todos se levantaban.

—Deseo hablar— comentó la heredera.
Viserys sonrió un poco en cambio la Reina verde arrugó la ceja.

—Quiero dejar atrás nuestro conflicto...— su voz era temblorosa pero esta no la detuvo para continuar— casemos a mi hijo Jace con tu hija Helaena.
Alicent abrió los ojos y río descaradamente en la cara de Rhaenyra, mientras daba un sorbo a su vino.

—Me parece excelente idea hija— contestó el viejo dando una leve sonrisa.

La risa de la Reina desvaneció al ver leche materna salir por los pezones de la Heredera.
—Rhaenyra— murmuró bajando sus ojos a los pechos.

La princesa subió sus brazos hasta el pecho tratando de taparse pero la leche ya estaba demasiada escurrida.
Visenya preocupada por su madre tomó el primer trapo que vio y se lo puso en el pecho, mientras miraba a Alicent con desagrado.
—gracias— susurró Rhaenyra avergonzada.
Los hombres del consejo se daban miraditas y soltaban risillas silenciosas, Visenya los miraba, ¿como podían ser tan descarados? ¿Burlase de tal cosa? Parecían niños pequeños.

—¿Les parece gracioso mis lords?— preguntó la pequeña rubia con una mueca de desagrado, y sus sonrisas se desvanecieron por completo.

—No..— contestaron todos susurrando.
Rhaenyra bajo la cabeza, estaba demasiado apenada, y Alicent ni siquiera dio respuesta a su petición lo que hacía que quedara aún peor frente a esos hombres.
Visenya acudió ayudar a su madre tomándola del brazo para sacarla ahí.














—¿Por que dejas que te traten así madre?— preguntó la pequeña arrugando la cejas, mientras entraban en su habitación.

—Debo comportarme— contestó evitando en contacto visual y quitando suavemente su mano del brazo de la joven platinada.

La danza sangrante (Aemond targaryen x Visenya) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora