Capitulo 17.

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"OPHELIA BARATHEON"

PARTE II_____________________________

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PARTE II
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Aemond miraba como los Baratheon llegaban desde el tejado de kings landing junto a sus hermanos, sus dos hermanas vestidas de verde, siendo obligadas por Alicent, y los hombres de negro.

—Podría casarme con Sereia— comentó Aegon con una risilla en sus labios—Podría ser como Aegon el conquistador, con dos esposas— miró a su mujer de reojo viendo si esta tenía una reacción pero ella estaba perdida, su mirada en la nada como siempre.

—Podrías tener a Ophelia también hermano— respondió Aemond deseando que este aceptara, y que no sólo estuviera bromeando.

Haraen quien estaba alado de Aemond, sin despegarse de él, sonrió sabiendo que el tuerto tenía a alguien más, y esa era la razón por la cual no quería casarse con la primogénita de Borros.

—Sabes que eso es imposible hermano— su voz era casi murmurante, en sus pensamientos sólo había una mujer que él deseaba, más allá de su lujuria, el quería a Visneya, a pesar de las amenazas de su hermano, el la seguía deseando, sabía que era una doncella, y fantaseaba con quitárselo.

Aemond frunció levemente el ceño, sin saber que hacer para deshacerse de la joven, con desesperación comenzó a caminar sin destino alguno, dejando a sus hermanos a solas, pero Haraen no tardó en desaparecer de ahí, temiendo quedarse sola con Aegon.












—Te encontré— dijo con un murmuro mientras se acercaba a la platinada— Te ves hermosa— las manos del tuerto se inclinaron a las caderas de la mujer tomándola con fuerza, y viendo el vestido negro con subtonos rojizos que tenía, el hermoso escote que no revelaba mucho de su pecho, sus mangas cortas que dejaban en descubierto sus brazos suaves.

Visenya como agradecimiento a sus palabras dio un beso cálido, no muy duradero, mientras tocaba su cuello, lo que hacía que el tuerto sintiera cada toque  retorciéndose por no hacerla suya en ese momento.

—¿Por qué me estabas buscando?— preguntó con su ceja levemente alzada mientras bajaba sus manos hasta las manos del joven, haciendo que este soltara sus caderas y sujetara las manos de la platinada también.

—Quería verte, y quería sentirte— una sonrisilla se postró en la cara del joven, viendo cada parte de su rostro, memorizándolo— No soporto estar sin ti, Visenya.

La joven sonrió ante las palabras de Aemond, sabiendo que ella sentía exactamente lo mismo que él, que no se veía ni un minuto lejos de este, quería tenerlo para siempre alado de ella.

La danza sangrante (Aemond targaryen x Visenya) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora