El sol comenzaba a asomar por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas, cuando Ao'nung despertó con el primer rayo de luz. Miró a Neteyam a su lado, su rostro sereno y pacífico en el sueño. Con cuidado, Ao'nung se levantó para no despertar a su pareja, decidido a preparar algo especial antes de partir.
Salió sigilosamente de el marui y se dirigió al lugar donde los Metkayina guardaban sus provisiones. Recogió algunos frutos frescos y preparó una pequeña canasta con cuidado. Sabía que este gesto, por pequeño que fuera, demostraría a Neteyam cuánto le importaba y cuánto apreciaba su apoyo en esta decisión difícil.
Cuando regresó, encontró a Neteyam despertando lentamente. Ao'nung se acercó con una sonrisa, colocando la canasta a un lado y sentándose a su lado.
—Buenos días —dijo suavemente—. Quería que comenzáramos el día con algo especial.
Neteyam miró a Ao'nung, notando el gesto y sintiendo el amor y la dedicación que venía con él. Sonrió y se estiró para abrazar a Ao'nung.
—Gracias. No tenías que hacerlo, pero aprecio mucho este detalle —respondió Neteyam mientras tomaba uno de los frutos de la canasta.
—Es el mínimo que puedo hacer —dijo Ao'nung—. Quiero que sepas que, a pesar de todo lo que está pasando, estás en mis pensamientos en todo momento.
Se quedaron así un rato, disfrutando del silencio y la tranquilidad de la mañana. Sin embargo, la paz que experimentaban pronto se vio interrumpida por el bullicio y el movimiento del clan Metkayina preparándose para la partida de Ao'nung.
Con el corazón más liviano y renovado, Ao'nung se preparó para su viaje. El clan reunió a los suyos y le deseó un buen viaje, sabiendo que su partida no era sólo por una causa personal, sino por un futuro mejor para todos.
Antes de partir, Ao'nung se dirigió a Neteyam, tomándole de la mano y mirándolo con sinceridad.
—Prometo regresar tan pronto como pueda —dijo—. Y cuando lo haga, lo haré con nuevas esperanzas y posibilidades para nuestra familia. — dijo mientras miraba hacia abajo, exactamente a la pancita de Neteyam, y ponía su mano sobre esta, acariciandola con amor. —Papá regresará pronto, bebé... No le cause problemas a tu mami mientras no estoy, ¿Si? —
Neteyam Sonrió, sus ojos brillando con orgullo y amor.
—Te esperaré, Nung. Ten cuidado allá afuera y regresa pronto. El bebé te va a extrañar... Y yo también...
Con un último abrazo, Ao'nung se alejó hacia el horizonte, su figura alejándose mientras el sol brillaba sobre el mar. El viaje sería largo y desafiante, pero cada paso que daba lo hacía con la certeza de que todo lo que hacía era por el bienestar de su familia y el futuro de su hijo.
💗
El tiempo pasó lento desde la partida de Ao'nung. Los días se alargaban y las noches se volvían interminables para Neteyam, que ahora vivía con la constante ausencia de su pareja. Cada amanecer lo encontraba mirando al horizonte, esperando ver la silueta de Ao'nung emergiendo del mar, pero lo único que le devolvía el océano era el susurro de las olas.Neteyam intentaba mantenerse fuerte, no sólo por sí mismo, sino también por la vida que crecía dentro de él. A veces, durante las tardes en la playa, acariciaba suavemente su vientre, sintiendo un lazo más profundo con el bebé que vendría. Esa pequeña vida era ahora su refugio, el único consuelo en medio de tanta incertidumbre.
—Sabes… tu papá va a volver, ¿verdad? —murmuraba, como si su bebé pudiera escucharle—. Está haciendo esto por nosotros, para que puedas crecer en un mundo mejor.
A pesar de las palabras de esperanza que se decía a sí mismo, el vacío seguía ahí, implacable. Las noches eran las peores. Acostado solo en el tapete donde solía dormir junto a Ao'nung, Neteyam sentía el frío de la soledad invadiendo su piel. Se giraba hacia el espacio vacío a su lado, recordando el calor y el consuelo de los brazos de su compañero. Había momentos en los que deseaba despertar y descubrir que todo había sido un mal sueño, que Ao'nung nunca se había ido. Pero la realidad volvía cada mañana, junto con el dolor de la espera.
Un día, mientras caminaba por la playa, sintió un movimiento dentro de su vientre. Una pequeña patada, apenas perceptible, pero suficiente para hacer que Neteyam se detuviera. Colocó su mano sobre su abdomen y sonrió, una sonrisa tenue pero sincera.
—Ahí estás —susurró—. Me recuerdas que no estoy solo.
Ese pequeño gesto, ese primer contacto con su bebé, le dio una chispa de esperanza. Le recordó que, aunque Ao'nung no estuviera físicamente a su lado, la vida seguía adelante. Su bebé lo necesitaba, y él necesitaba mantenerse fuerte, no solo por él, sino por la nueva vida que estaba por llegar.
Los días que siguieron fueron un torbellino de emociones. Había momentos en los que se sentía abrumado, con el corazón pesado por la ausencia de Ao'nung, pero cada vez que sentía una pequeña patada o un movimiento de su bebé, se aferraba a esa conexión. Sabía que debía ser paciente, que Ao'nung cumpliría su promesa de volver sano y salvo. Y mientras tanto, se concentraba en el milagro de la vida que crecía dentro de él.
Por las noches, mientras el clan se reunía para cenar o compartir historias, Neteyam a menudo se quedaba en silencio, con la mirada perdida en el fuego. Jake y Neytiri lo observaban con preocupación, pero sabían que no podían forzarlo a hablar. Su hijo necesitaba tiempo para procesar la ausencia de Ao'nung a su manera. Neytiri, siendo madre, comprendía mejor que nadie el torbellino de emociones que Neteyam estaba experimentando. A menudo se acercaba a él, acariciando suavemente su cabello, ofreciéndole consuelo en el silencio.
—Él volverá —le dijo en una de esas noches—. Lo sé. Ao'nung es fuerte, y su amor por ti lo traerá de vuelta.
Neteyam asintió, agradecido por las palabras de su madre, pero aún sentía la incertidumbre rondando su corazón.
Pasaron semanas, y aunque la espera se hacía cada vez más difícil, Neteyam encontró una especie de calma en su rutina. Se aferraba a los pequeños momentos de conexión con su bebé, esos instantes que le recordaban que no estaba completamente solo. Sabía que, aunque la espera era dolorosa, estaba haciendo lo correcto al mantenerse fuerte por los dos.
Y así, bajo el mismo cielo estrellado que una vez los había unido, Neteyam siguió esperando, con la certeza de que algún día, Ao'nung cruzaría nuevamente el horizonte y todo volvería a estar en su lugar.
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꒰꒰ ✧ ִ ۟ 𝙉𝘨𝘶𝘸𝘦𝘺 ᨦ ׅ ۟ ‹3 ׁ - 𝘼𝙤𝙣𝙪𝙣𝙚𝙩𝙚
RomanceDispuestos a afrontar los desafíos en un peligroso embarazo... Neteyam y Ao'nung Afrontaran distintos desafíos en un período de 10 meses, incluyendo las buenas cosas de ser padres primerizos... Habrá capítulo toda la semana excepto el fin muchas g...