12 | NUEVAS DUDAS

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Desperté en la cama de James, completamente desnudo y con un dolor de cabeza insoportable provocado por la resaca del alcohol que tomé la noche anterior.

La luz natural invadía la habitación y los sonidos de las chicas chapoteando y jugando, un día más, en el agua de la piscina hacían imposible que pudiera seguir durmiendo.

Me di la vuelta, pero James no estaba, miré alrededor y tampoco, pero sobre la mesita izquierda de su cama pude ver una nota escrita con su letra, la cual no dudé en coger para leer.

Querido Adrian:

Siento no quedarme más tiempo contigo, pero hoy me he levantado temprano para comenzar mis tareas domésticas. Hoy debo ser yo la que se encargue de la limpieza y la comida junto a Larissa.

Luego nos vemos.

Fdo: Jamie.

PD: He recogido tu ropa, que estaba sucia de... ya sabes... Así que me la he llevado para lavar. Ve a tu cuarto y cámbiate o coge lo que quieras de mi armario.

-¡Mierda! - Exclamé - ¡Mi llave!

Olvidé mi llave en el bolsillo del pantalón y Jamie había llevado mi ropa a lavar. Estaba jodido, no podía ir a mi habitación y en el armario de Jamie no había nada de ropa masculina.

-¡Joder! ¿Qué más me puede pasar? - Me pregunté enfadado mientras me dirigía lentamente al armario de James para abrirlo.

Su armario, tal como esperaba, estaba repleto de ropa de mujer. Vestidos, faldas, tops y cómo no, bikinis y bañadores femeninos completaban el fondo de armario.

-¿Con qué dinero ha comprado toda esta mierda? - Me dije a mi mismo rebuscando en aquel armario en busca de un pantalón.

No había ni un solo pantalón en aquel vestidor, así que no tuve más remedio que elegir una falda corta vaquera y un top blanco con tirantes.

-¡Qué asco de ropa! - Seguí quejándome mientras lanzaba aquella ropa sobre la cama y buscaba algo de ropa interior.

En el cajón de la mesita de James solo había braguitas con encaje y tan solo unas braguitas blancas en forma de culotte que al menos parecían unos calzoncillos ajustados, así que las cogí y sorprendido por la suavidad de su tela, me las puse y las ajusté para que no me molestaran en mi entrepierna.

Luego cogí aquella falda y traté de ponérmela pero me quedaba algo grande. James siempre tuvo un cuerpo algo más grande que el mío y muchas de las cosas que él usaba a mi no me servían.

-¡Joder! - Me quejé al ver que aquella falda no me quedaba bien.

Tuve que regresar al armario y elegir otra falda menos rígida, así que cogí una falda corta de campana de color azul con pliegues. Aquella falda se veía muy femenina, pero al menos la cintura era elástica y pude ponérmela sin ningún problema.

Para terminar me puse el top de tirantes blanco y al hacerlo, noté que era muy ceñido y marcaba ligeramente los pequeños bultos que habían crecido en mi pecho.

-Pffff... - Me quejé de nuevo al ver mi imagen en el espejo de la puerta del armario. -¡Parezco una niña de instituto! - Exclamé con el gesto torcido mientras lentamente colocaba mi mano derecha sobre mi pecho con frustración.

Busqué en el armario, con la esperanza de encontrar una camiseta o un top más holgado con el que no marcara tanto, pero fue en vano, no había nada, toda la ropa era ajustada o demasiado femenina y después de varios intentos, decidí desistir y simplemente coger unos calcetines blancos y unas zapatillas de deporte blancas que encontré en la zona inferior del armario entre tantos y tantos zapatos de tacón.

El verano que me cambióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora