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02/01/1977

Querido diario, me voy a casar dentro de un mes.

No sé qué demonios pasó. Un día empecé a salir con el chico de la fiesta y al otro, me dijo que debía convertirme en su mujer, pues tenía todo el derecho a hacerlo tras haber mantenido relaciones sexuales conmigo.

¿Debería estar emocionada o molesta? ¿Nerviosa, quizá? Lo cierto es que no siento nada.

Si mi destino es ser esposa de alguien ahora, por mí está bien.

Quisiera haber sentido algo cuando mi prometido pidió mi mano, o cuando mi madre corrió a abrazarme, o cuando mi amiga me felicitó, o durante los preparativos, pero no siento nada, solo... Resignación ante la vida.

Ya me voy, es tarde y hay cosas que organizar.













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