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08/05/1978

No recordaba que tenía este diario, ni haber sido tan indiferente ante la vida.

Querido diario, lamento tanto decir esto, pero estoy casada con un asesino.

Lo descubrí por accidente ayer. Yo... Solo quería avisarle que la criada había terminado la cena, y entonces lo encontré cubierto de sangre, con la mirada enloquecida y un cuchillo en la mano.

Y fue cuando la vi:

En la lujosa alfombra del estudio estaba ella, una muchacha de unos 15 años, con las cuentas de los ojos vacías, porque su contenido yacía dentro delfrasco en el  escritorio,, sangre brotándole de la garganta y (casi me quedo inconsciente al verlo) una estrella de 8 puntas en varias partes del cuerpo.

Al escuchar la respiración de mi marido cerca, creí que me mataría; entonces, le rogué que me dejara vivir, sino por mí o por él, por el Hijo que estoy esperando.

Me obligó a ir a nuestra recámara, donde pidió a los sirvientes que no nos molestaran. Una vez me tuvo en la habitación, seguí pensando que me mataría.

Deseo tanto que lo hubiera hecho, querido diario. ¡Oh, querido diario, por qué no me mató?

Me dijo que yo era la excusa perfecta para callar las exigencias de casarse por parte de su familia y que no me tocaría ni a mí ni al bebé; después me forzó a ver los malditos videos que tenía de todas sus víctimas y a escuchar los relatos que escribió antes de conseguir la cámara.

Preferiría haber muerto. ¡Ya no me importa ni mi vida ni la del bebé! ¡Ya no me importa nada!

No he podido pegar el ojo luego de ver esos vídeos. No podía soportar ver las caritas de ilusión de esas muchachas, sabiendo cual sería su fin. No puedo sacarme los gritos de esas pobres niñas de la cabeza. nada puede hacerlo, Mi querido diario, estoy segura. No cuando pude oír lo que es el infierno del que hablaba mi madre en las desgarradoras súplicas por piedad, cargadas en horror, casi animales que soltaban las desgraciadas jovencitas.

¡Ay, Mi querido diario, no sabes cuánto lamento estar viva! ¡No sabes, Mi querido diario, lo identificada que me sentí con las pobres jovencitas que caían asombradas por un chico más grande que les daba amor y atención.

Quiero morirme, Mi querido diario.














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