Capítulo 28, Hola 2023

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Adam

Feliz Año Nuevo a todos.

Adiós 2022, hola 2023. Mi gatito Tom se acurrucó en mi brazo para que le rascara la tripita, sí, desde que nació se acostumbró a que lo mimen.

Volé hace unos días a mi país natal porque mis padres insistieron en que toda la familia debía reunirse y celebrarlo, juntos. En realidad propusieron la idea porque desde que Marie y yo rompimos públicamente nuestra imagen decayó en picado.

Y la fachada de los Ryder importaba muchísimo más que cualquier otra cualidad. Al final vivíamos de los negocios y de nuestra marca internacional, no del aire como bien me enseñaron.

Nada se gana sin esfuerzo o por casualidad, todo viene después de echarle carne al asador.

Brindamos con copas de champagne y sonrisas falsas, los flashes de los cámaras que contrataron resonaron.

Posamos de distintas maneras, abrazándonos, comiendo en la mesa...Mi madre llevando uno de sus vestidos plateados con lentejuelas, originales de su propia firma.

A mis tías y primos, como yo, les pareció la Navidad una celebración indiferente. Al no pertenecer a la comunidad cristiana, no nos importó no recibir regalos, ya que nuestra tradición es intercambiarlos en esta velada, la del 31 de diciembre.

Como ya han dado más de las doce, hemos abierto todos los presentes. Mi favorito sin duda alguna ha sido el de mi prima Yara hacia su hermano mayor, se ha tirado el año entero ahorrando para comprarle una guitarra eléctrica verde pastel.

Qué mona ella, de verdad.

Me preguntaba si alguien diría lo mismo de mí alguna vez.


❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥



Chloe

¿Y si llamaba al niño rico? Estaba aburridísima perdida. 

Mi hermana Layla había salido con amigas del instituto y Em ya se había quedado dormida. Quizás conversar con él me entretendría un rato, ¿no?

Pinché el botón de la videollamada, y esperé hasta que su rostro moreno ocupó media pantalla.

— Feliz 2023.

— Feliz 2023, listilla.— sonrió de lado, sus ojos grises achinándose al mismo tiempo.

— Mira.— Le mostré mi muñeca, cubierta con un plástico.

— Eso es una cicatriz o...¿un tatuaje?— Subió una de sus oscuras cejas.

— Ambas. Es un tatuaje tapando una cicatriz.— Acerqué la cámara mejor para que pudiera ver con detalle la silueta de una zapatilla de ballet en mi piel.

— Es bonito y te pega. ¿Cuándo te lo hiciste? — interrogó.

— Ayer.— No dolió tanto como pensaba, quise agregar.

— Ah.— Vi su ceño arrugarse.— Buenas noches.

Qué despedida más incómoda.

— Buenas noches, Adam.

Aparté mi iPhone, tecleé un mensaje rápido y en cuestión de cinco minutos obtuve una respuesta.

Vale, tenía que rebuscar entre mi armario el vestidito plateado y la sombra de ojos a juego. Mimi vendría a por mí dentro de media hora.

Dulce odio #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora