Dulce odio #1

Capítulo 24, +18

Adam
Marie me había avisado de que el grupo de Chloe y su hermana mayor iban a estar por aquí también, pero no me había informado de que iban vestidas tan...sexys.
A ver, Nicolle hipnotizaba a cualquier chico con ese cuerpo latino, más en esta ocasión la que llamaba más la atención masculina era la listilla y  Harley, no la pelirroja y mucho menos Layla.
Interesante elección de vestuario.

— Oye, nunca me había fijado en Mimi. Va muy guapa con ese vestidito verde esmeralda.— opinó Matthew, con sorna.

Se estaba buscando su propia muerte, sin duda.

— Ya, ¿has visto cómo le queda el negro a Flitcher? Parece una modelo de revista con ese conjunto.— Eric la aduló, aunque se notaba que solo seguía teniendo ojos para Mini, por mucho que halagara a su amiga.

Yo me planteé si debería inmiscuirme en la conversación o dejarlo pasar.
Preferí lo segundo.

— Cuando se entere mi hermana de lo que has dicho, te va a dejar por otro.— La sonrisa cruel de su gemela enfrió la sangre del rubio, que tensó la mandíbula hasta que no pudo más.

— Y una mierda que te coman, Rousseau.— Su ceño se profundizó.— Mimi y yo nos vamos a casar y tener dos hijos, no te metas en nuestros planes de pareja.
Ella parpadeó una vez, dos, tres.

— ¿Acabas de decir que vas a embarazar a-?
Me reí de su expresión, tan anonadada y estupefacta que se atragantaba al hablar con su cuñado.

— Claro que sí. ¿Es que no me has escuchado?— Los tímidos siempre iban a superar en peligrosos a los matones. Aquí teníamos a la prueba viviente.

— Ya rubito, que todavía no hemos bebido nada y queda mucha noche por delante. Invito yo.— Charles y Matt aplaudieron con entusiasmo, mientras que Marie se dedicó a fulminar con la mirada a Peters.
Nada que una ronda de chupitos no pudiera arreglar.

❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥

Chloe

— Puedo ser tu adrenalina.— habló en voz bajita, deslizando su mano por la parte baja de mi espalda.

Jaden Howes sí que sabía cómo conquistar a una chica, la Virgen.

Yo jugué con mis manos, los nervios queriendo que hiciera otra cosa. Quizás no debería haber aceptado el plan de Alexander.
Aún así, ya era demasiado tarde.

— Me encantas, eres tan guapa...— Murmuró a cinco centímetros de mi piel, esparciendo besos por mi mejilla, mi cuello y mi escote.

Sí, ya era demasiado tarde como para echarse hacia atrás.

Además es un muchacho tierno, he de decir que ganaba a Adam por mucho.

Espera, ¿por qué demonios andaba pensando en el imbécil ese?

No, de ninguna manera iba a compararlos. Por favor.

Ya lo has hecho.

Conciencia, vete de paseo anda.

— Puedo...— carraspeé.
Nos habíamos metido al baño, había sentido antes su miembro, no creo que le molestara lo que tenía en mente, ¿verdad?

— ¿Qué puedes?— Me chupó el cuello, su lengua tan sensual marcó un ritmo delicioso, uf.

— Bueno, había estado pensando en que nosotros podríamos...— Me tapé la cara, no soportaría ver su reacción si esta fuera negativa.— Podríamos follar.