(originalmente escrito en septiembre de 2022)
Una cápsula del tiempo, rescatada de los archivos de la vieja computadora en la que solía escribir, hace seis años.
Eso es lo que representan estos cuentos para mí, un vistazo, un tanto lastimero y vergonzoso, a mi pasado. Lo digo porque hoy día no puedo creer que antes haya sido un adolescente tan solitario y temeroso. Pero agradezco que la escritura como pasatiempo me ayudara a sobrellevar la pena sin sentido que sentía a veces; la eterna timidez a la que aún hoy trato de vencer.
Cuando tenía 18 años, seguía siendo un novato entusiasmado por la literatura de viajes de Julio Verne, y aspiraba a asombrarme con las grandes cosas, que, según yo, aprendería en una carrera de ciencias en la universidad.
Esta tarde puedo decir que, aquella experiencia, aparte de ganarme una acerba decepción, complementó, sin embargo, de manera positiva mi escritura. Pero ya no estaba más interesado en escribir relatos de viajeros y científicos; de hecho, mi paso por la universidad contribuyó a que mi emoción y pasión, en ese sentido, se esfumaran.
Durante el mes pasado y el transcurso de este, me dediqué a desempolvar algunos de los textos que escribí durante la época antes de mi desencanto con la ciencia.
Escritos alrededor de 2016-2018, dos de ellos se hallan torpemente influenciados por las novelas de aventuras de Verne; pero el resto, por el famoso ciclo onírico de Lovecraft, con el que quedé tan embelesado poco después de descubrirlo. De hecho, se puede considerar que "Edward Lloyd" y "Los papeles de Edward Lloyd" son una copia burda de "Celephaïs"; casi un plagio.
Admito que estos cuentos y poemas son malos, además de bastante afectados (son una ventana a las emociones que por ese entonces reflejaba); pero me dio por revisarlos y corregirlos, según yo, con una visión más madura, con el único fin de observar el progreso y desarrollo de mi escritura durante los últimos años. Y tal vez lo vuelva a hacer en el futuro.
Otros seis años después, muy seguramente, volveré a ver los textos que mantengo hoy, y me decidiré por volver a retocarlos.
Así es como quiero dejar de ser el escritor aficionado e inepto que fui durante mis años de más juventud, para convertirme, gradualmente, en uno más decente.
Puedo respirar tranquilo, de hecho, porque la vehemencia y el entusiasmo con los que me desempeño en mi único hobby, aún no se han desvanecido del todo. La madurez está lejos de llegar, pero me gustaría aprovechar al máximo el tiempo en tanto esta llega.
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Edward Lloyd y otros cuentos
General FictionRecopilación de cuentos y poemas escritos alrededor de 2016-2018. Eso fue cuando tenía 18 años: era un raro adolescente novato tímido entusiasmado por la literatura de viajes; y aspiraba a convertirme en algo así como un "científico escritor viajero...