(segunda parte - escrita tal vez en agosto de 2017. Revisada y corregida el 28 de agosto de 2022. Final cambiado)
Al día siguiente desperté cobijado por mi manta de dormir y sobre las costas pedregosas, salpicado por una brisa matinal que resultó ser demasiado voluptuosa para mí. Un tanto desconcertado, me despabilé y miré que el profesor hacía preparativos a un lado mío para continuar la exploración de la isla con mi nombre.
-Al fin despiertas Alex, qué gusto me da. ¿Has descansado?
Tardé unos segundos en dar contestación, pues me encontraba adormecido y cosquilleado por los efectos caleidoscópicos de la visión nocturna... más decidí no contarle nada a mi tío acerca de eso.
-Por supuesto que sí, tío. Pero dime, ¿cómo me encontraste?
-Eso no tiene importancia alguna.
-Lo cuestiono porque me quedé tumbado aquí, toda la noche, tío. ¿Acaso no te preocupaste por mí?
-No hay duda de eso, Alex. Pero mientras yo exploraba el lado noroeste del islote, tú te quedaste dormido aquí, sobre el litoral rocoso. Pero no te culpo por nada. Fue fácil localizarte, dada la corta extensión de esta isla. Me levanté muy temprano y vine a buscarte. Yo también me hubiera empeñado en indagar el resto del día si tuviera todavía la energía propia de un joven como tú.
-Me sorprende no haber sido devorado por la marea, tío.
-No te preocupes, Alex, que te encontré tumbado sobre superficie segura. Y, además, mientras sondeaba el terreno esta mañana, me encontré con una grata sorpresa.
-¿Cuál es tío?- dije aún con la modorra que me reprimía.
-Existe una tercera isla. La divisé, como te dije, esta mañana, en dirección al norte de la isla en la que estamos. ¡Hacia allá vamos ahora, pues, ya que la aventura nos espera!
-¡No me lo creo, tío! Esto es demasiado fascinante, inclusive alucinante, diría yo. ¿No estás jugando conmigo, lo que no es raro de ti; o es que acaso mis ojos me están jugando una treta muy fantasiosa?
-¡Patrañas, Alex! Yo mismo te guiaré y dirigiré tus pies a las costas de aquella isla. No perdamos tiempo.
Después de desayunar junto a la brisa fresca y veraniega, procedimos a dirigirnos a esta nueva supuesta isla, rumbo al septentrión.
A medida que avanzábamos entre el terreno árido y pedregoso, le pregunté a mi tío:
-Pero, ¿cómo es que ayer no nos dimos cuenta de este islote, estando en el extremo más hacia el norte de la isla?
-No lo sé, hijo mío. Probablemente debido a que estaba oscureciendo, y nos hallábamos cansados. Además de esto, solo inspeccionamos el lago de la costa este, así como el terreno que acabamos de abandonar. La isla simplemente no se nos presentó. ¡Pero es sumamente llamativo, Alex! Porque es mucho más reducida en superficie, eso es visible desde aquí.
Pero además distingo sus tierras un tanto inestables, como si recién hubiera sido parida de entre las profundidades volcánicas.
-Interesante, tío. ¿Y qué has concluido, con base en tus observaciones, hasta ahora?
-No puedo concluir mucho después de un solo día de exploración, Alex. Pero esto es enormemente excitante, puesto que nos hallamos sobre todo un tesoro de sorpresas geográficas y geológicas: islotes que parecen haber sido alumbrados a la superficie recientemente; o tal vez no tan recientemente, pues puedes ver que la flora y fauna los han colonizado.
Lo que más me intriga es el imaginar cómo es que su parto pudo haber pasado desapercibido. Muy posiblemente debido a su lejanía con el archipiélago de Colón; aunque la erupción volcánica que debió haberlas originado debió ser una fuerza muy violenta. Esto último es indiscutible, el que sean de origen netamente volcánico- se detuvo sobre su bastón para dar un respiro.
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Edward Lloyd y otros cuentos
General FictionRecopilación de cuentos y poemas escritos alrededor de 2016-2018. Eso fue cuando tenía 18 años: era un raro adolescente novato tímido entusiasmado por la literatura de viajes; y aspiraba a convertirme en algo así como un "científico escritor viajero...