Aquella Noche

XI

Dian camina por el pasillo del psiquiátrico y ve a la misma chica de ayer leyendo un libro. Al mirarla, Dian siente una sensación rara, como si algo faltara en esa escena. Dian intenta acercarse, y la chica termina de leer el libro y se aleja de la zona. Dian la observa desde lejos.

La terapeuta de Dian se acerca y le pregunta: “¿Sigues sin saber quién es ella?” Dian asiente. La terapeuta lleva a Dian a un lugar tranquilo hasta que hablan sobre la chica.

-Ella tiene la misma edad que tú. Entró en el psiquiátrico hace cuatro meses. Su historia y enfermedad son difíciles; siempre está sola leyendo un libro, no habla mucho.-

-¿Me podrías decir el nombre de la chica?”-pregunta Dian con seguridad.

La terapeuta suspiró y miró al suelo por un momento, como si sopesara si debía compartir más detalles. Finalmente, levantó la vista y dijo: “Su nombre es So Hyun. Lo que sabemos es que su situación es complicada. Ella llegó aquí en un estado crítico y, aunque ha mostrado cierta mejoría, sigue siendo muy reservada.”

Dian sintió una punzada de curiosidad y preocupación. La figura de So Hyun, con su libro siempre en la mano, algo que hacia recordar a una persona antes. El rostro de la terapeuta reflejaba compasión, pero también una seriedad que indicaba que había más bajo la superficie.

-So Hyun ha pasado por experiencias muy dolorosas, y el aislamiento es su forma de lidiar con el dolor. Ella está en un proceso muy delicado de recuperación, debería hablarle y saber sobre ella tú mismo. -

Mientras Dian se alejaba, su mente seguía ocupada por la imagen de So Hyun, la chica solitaria que parecía atrapada en un mundo de páginas y silencio. La búsqueda de una conexión genuina y la comprensión del sufrimiento de So Hyun se convirtieron en una nueva misión para Dian, una que prometía ser tanto desafiante como profundamente reveladora.

Ya para irse a dormir, Dian escucha gritos desde la otra puerta del edificio. Al intentar acercarse, ve a cuatro terapeutas sujetando a una persona que gritaba y tenía una tijera consigo; se sabe para que era.

Dian, asustado, queda paralizado y, antes de que se le nuble la vista, ve el rostro de la persona: es la chica que tenía curiosidad. Parece que ella tuvo una crisis. Esta visión lleva a Dian al punto de golpearse la cabeza del miedo y pánico al presenciar la escena horrífica de cómo los terapeutas controlan a la chica.

En la mente de Dian, los recuerdos emergen con la claridad de una tormenta: rostros de personas a quienes posiblemente amó, y de una amistad que una vez le brindó momentos de felicidad efímera. En medio del caos y la desesperación, un agudo dolor de cabeza se instala, llevándolo al límite. Grita desesperado, pidiendo ayuda, y al girar la vista, se encuentra con el rostro de quien había amado: esa persona cuya presencia solía arrancarle una sonrisa genuina. La visión del rostro amado y la desolación que siente lo abrumen por completo, y en un acto de desesperación, se desmaya, golpeando la cabeza contra el suelo con un estrépito que resuena en la penumbra de su dolor....

🫧-Te vuelvo a ver, So Hyan.