°]Secretos en la mirada[°
La lluvia había cesado cuando Saemi y Theodore finalmente se levantaron de sus asientos. El café estaba casi vacío, y el sonido de las gotas que caían desde los tejados era lo único que rompía el silencio incómodo entre ellos. Saemi intentaba ignorar las miradas curiosas que sentía desde las otras mesas, pero sabía que la presencia de un alfa tan imponente como Theodore llamaba la atención, especialmente con un omega tan atípico como él a su lado.
—Es tarde —comentó Theodore, mirando a través de la ventana empañada—. Deberías ir a casa antes de que la lluvia regrese Saemi
Saemi levantó la cabeza y lo observó por unos segundos. No le gustaba la idea de que un alfa le dijera qué hacer, pero había algo en la forma en que Theodore lo decía. No era una orden, era… ¿preocupación? Esa posibilidad lo desconcertaba.
—Lo haré cuando lo decida, gracias igual, Theodore. —respondió Saemi, apretando los labios en una línea fina.
Theodore soltó una leve risa, una que apenas resonó en su pecho. No era burla, más bien era como si estuviera acostumbrado a esa respuesta desafiante.
—Por supuesto, omega —dijo suavemente, inclinándose un poco hacia él—. No quise decir que tuvieras que hacerlo.
El uso de la palabra "omega" en ese contexto lo hizo estremecerse ligeramente, pero no de la manera que habría esperado. Había algo distinto en la forma en que Theodore lo decía. No era condescendiente ni burlón. Era como si reconociera su fuerza, su voluntad y destreza, eso le agrado hasta cierto punto.
Saemi se levantó de la silla, tomando su abrigo mojado y colocándolo sobre sus hombros.
—Nos vemos, o no, depende de ti, Moradito —dijo Theodore antes de que Saemi pudiera salir.
Saemi lo miró una última vez, intrigado por la extraña conexión que había sentido con ese alfa. No tenía intención de dejar que alguien como él invadiera su vida, pero algo en el fondo le decía que este no era un encuentro cualquiera.
Esa noche, mientras caminaba hacia su apartamento, los pensamientos sobre Theodore no lo dejaban en paz. ¿Qué lo hacía tan diferente de otros alfas? Los instintos de un alfa usualmente eran dominantes, su presencia siempre aplastante, pero Theodore había sido… contenido. Poderoso, sí, pero nunca agresivo. Esa curiosidad se instaló en su mente, y por más que intentara sacarla, no podía evitar preguntarse si volverían a cruzarse.
Pasaron varios días sin que viera a Theodore de nuevo, y Saemi, en parte, estaba aliviado. Volvió a su rutina habitual, ignorando los susurros y comentarios que a veces escuchaba sobre alfas y omegas. No quería vivir encadenado a las expectativas de su naturaleza, y por eso siempre había evitado involucrarse con cualquier alfa.
Pero todo cambió una tarde, mientras trabajaba en la pequeña librería en la que pasaba la mayor parte de sus días. El sonido de la campanilla al abrirse la puerta le hizo levantar la vista, y su corazón se detuvo por un segundo al ver quién entraba.
Theodore? Que hacia el ahi?
Con su altura imponente y su presencia dominante, Theodore llenó el espacio con solo estar ahí. Saemi intentó no demostrar su sorpresa, pero no pudo evitar sentir una punzada de nerviosismo. ¿Por qué estaba allí? ¿Lo había estado buscando?
—¿Qué haces aquí? —preguntó Saemi, antes de que Theodore pudiera decir algo.
—Vine por un libro —respondió Theodore, con una calma que parecía totalmente natural—. Aunque parece que he encontrado algo más interesante.
Saemi entrecerró los ojos, evaluando sus palabras. No podía leerlo fácilmente. Theodore no actuaba como los demás alfas que había conocido, que intentaban imponer su voluntad de inmediato. Él era paciente, como si estuviera esperando algo.
—¿Es enserio Theodore? —preguntó Saemi, sin molestarse en ocultar su escepticismo.
Theodore se acercó lentamente, caminando entre las estanterías llenas de libros antiguos. Sus pasos eran tranquilos, sin prisa, pero cada movimiento parecía calculado.
—¿Por qué te sorprende? —preguntó, mientras examinaba uno de los libros en los estantes—. Los alfas también leemos, ¿sabias?
Saemi cruzó los brazos, intentando ocultar el ligero temblor en sus manos. Sabía que Theodore no estaba allí solo por un libro, pero no podía entender cuál era su verdadero motivo.
—¿Qué quieres realmente Theodore? —preguntó finalmente, con la guardia alta.
Theodore dejó el libro en su lugar y lo miró directamente a los ojos. Sus ojos negros, profundos y oscuros, parecían contener secretos que Saemi no podía descifrar.
—Quiero entender algo, Saemi —respondió Theodore, su tono serio.
Saemi parpadeó, confuso.
—¿Entender qué?
—A ti —dijo Theodore, sin rodeos—. No eres como los demás. Y eso me da mucha curiosidad, Omega.
El silencio entre ambos se volvió pesado. Las palabras de Theodore resonaron en la mente de Saemi, quien no estaba acostumbrado a que alguien se interesara en él por lo que era más allá de ser un omega. La mayoría de los alfas solo veían una oportunidad de reclamar a un omega rebelde. Pero Theodore no parecía tener esa intención.
—No soy un enigma que puedas resolver —respondió Saemi, con una mezcla de defensiva y vulnerabilidad en su voz.
—No lo veo como un enigma —dijo Theodore suavemente, acercándose un poco más—. Solo quiero conocer a la persona detrás de esos ojos morados.
Saemi sintió un nudo en el estómago, pero no era por miedo o incomodidad. Era algo más profundo, algo que nunca había sentido antes.
Y esa sensacion lo aterraba mas que cualquier cosa, a decir verdad.
La puerta de la librería se abrió de golpe, interrumpiendo el momento. Un cliente entró, y Theodore se apartó ligeramente, pero no dejó de observar a Saemi.
—Tal vez otro día —murmuró Theodore antes de dar un paso atrás—. Nos veremos de nuevo, Saemi. Eso lo sé.
Sin esperar respuesta, Theodore se dio la vuelta y salió, dejando a Saemi con una sensación extraña, como si una parte de él quisiera entender más a ese alfa. Y eso, más que nada, lo perturbaba.
Cuando volvió a su rutina, no pudo sacudirse la idea de que Theodore no era como los demás. Y aunque no lo admitiera en voz alta, una pequeña parte de él también quería saber más.
Y asi termino su segundo encuentro, siendo algo casual, pero intrigante a la ves, sera el destino acaso(?) Se pregunto el pequeño, y "intrigante omega" a pensamientos del alfa pelinegro.
°]¿One day i'll be a happy?[°
•Holi otra ves, como se encuentran? Me siento muy nerviosa, no se, estoy teniendo una crisis respecto a esta historia😭
•Igual espero que esten disfrutando de ella🫶🏻💫°]Its_Mitchy[°
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¿One day i'll be a happy?
Romance"¿One day i'll be a happy?" Saemi, un chico omega de 19 años, quien esta solo, y no se parece en nada al tipico estereotipo de su casta, conoce a una persona que cambiara su vida grandemente, en muy poco tiempo, y hara que su vida de un giro de 180°...