Capitulo 11: "El aniversario..."

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°]Ecos del ayer[°

El aniversario de la muerte de Izann y la tía de Saemi se aproximaba, trayendo consigo una sombra que parecía cubrir todos los aspectos de la vida del omega. A medida que el clima primaveral continuaba su avance, el doloroso recuerdo del pasado comenzaba a emerger en la mente de Saemi, haciéndole revivir el trauma de perder a las dos personas más importantes de su vida.

El aire ese día estaba lleno de un aroma a flores frescas, pero para Saemi, el olor solo le recordaba los funerales, las flores que decoraban las tumbas de su hermano y su tía. Era una época en la que su vida había cambiado drásticamente, y aunque el tiempo había pasado, la herida nunca había sanado por completo.

Theodore notó de inmediato el cambio en el comportamiento de Saemi. Durante los últimos días, había estado más retraído, sus palabras más cortas y sus gestos más distantes. El alfa sabía que algo estaba mal, pero también entendía que no podía presionar a Saemi a hablar de lo que le ocurría. Sabía que este era un dolor profundo, uno que Saemi prefería mantener oculto.

-Saemi -dijo Theodore suavemente una tarde, mientras ambos estaban en la cocina-. He notado que has estado un poco callado estos días. Si necesitas hablar, estoy aquí.

Saemi levantó la mirada por un momento, sus ojos violetas apagados, pero luego volvió la vista hacia la ventana, observando las hojas que comenzaban a crecer en los árboles. Un largo silencio se apoderó de la habitación antes de que, finalmente, hablara.

-Se acerca el aniversario de la muerte de Izann y mi tía -susurró, su voz apenas audible-. Es la peor época del año para mí.

Theodore se acercó a Saemi, su presencia fuerte y reconfortante. No necesitaba decir nada para que Saemi supiera que lo comprendía. Sabía que no había palabras que pudieran aliviar completamente el dolor de perder a alguien tan cercano, y mucho menos a dos personas en fechas tan cercanas.

-Izann... él era todo para mí -continuó Saemi, con los ojos llenos de lágrimas no derramadas-. Él y mi tía eran mi única familia. Después de que ellos murieron, me quedé completamente solo. Sentía que no había razón para seguir adelante, pero seguí... porque no sabía qué más hacer.

La voz de Saemi se quebró mientras intentaba contener el llanto. Theodore, incapaz de soportar el dolor de verlo así, se acercó aún más, colocando una mano firme pero suave en el hombro de Saemi. El omega cerró los ojos por un momento, luchando por mantener el control de sus emociones, pero al sentir el toque reconfortante de Theodore, finalmente dejó escapar un sollozo.

-Era tan joven -murmuró Saemi, con la voz temblorosa-. No debería haber pasado por todo eso. Izann era fuerte, siempre me protegía... hasta que ya no pudo. Y mi tía, ella cuidaba de nosotros como si fuéramos sus propios hijos. La perdí primero a ella, y luego a Izann, y con ellos, perdí todo.

Theodore lo escuchaba en silencio, su corazón apretado por el dolor de Saemi. Había visto muchas veces el rostro de alguien que había perdido a alguien querido, pero el dolor que Saemi había soportado era inmenso. Y lo peor era que había enfrentado todo eso solo durante tanto tiempo.

-Saemi... no tienes que cargar con todo esto solo -dijo Theodore, su voz profunda y llena de compasión-. Estoy aquí para ti, siempre lo estaré. Puedes dejar de intentar ser fuerte todo el tiempo.

Esas palabras tocaron una fibra en lo más profundo de Saemi. Había pasado años ocultando su dolor, poniéndose una máscara de fortaleza frente a los demás, siempre intentando seguir adelante sin importar cuánto lo lastimara. Pero ahora, frente a Theodore, ese muro se estaba desmoronando.

-No sé cómo hacer eso -admitió Saemi, con lágrimas deslizándose por sus mejillas-. Siempre he sido el que tiene que seguir adelante. No sé cómo... no sé cómo dejar que alguien más vea todo esto.

Theodore lo abrazó entonces, envolviendo a Saemi en un abrazo fuerte pero protector. No intentaba arreglar las cosas con palabras vacías, no prometía que todo estaría bien, porque sabía que el dolor de una pérdida como esa nunca desaparece del todo. Pero lo que sí podía ofrecerle era su presencia, su apoyo incondicional.

Saemi, sorprendido al principio por el abrazo, finalmente cedió, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. Sollozó contra el pecho de Theodore, sintiendo que, por primera vez en años, estaba permitiéndose a sí mismo sentir el dolor que había estado reprimiendo. El olor a café amargo de las feromonas de Theodore era reconfortante, casi como un ancla que lo mantenía en el presente, evitando que se hundiera por completo en el abismo de sus recuerdos.

-Nunca te dejaré solo, Saemi -murmuró Theodore con suavidad, mientras acariciaba el cabello lila de Saemi-. Nunca más tendrás que enfrentar esto solo.

Saemi asintió débilmente contra el pecho de Theodore, sin poder hablar, pero sintiendo que, aunque el dolor seguía ahí, ya no estaba solo en su sufrimiento. Theodore estaba con él, y esa simple verdad le daba una pequeña chispa de esperanza, algo a lo que aferrarse mientras enfrentaba los días oscuros que se avecinaban.

Esa noche, después de que el sol se ocultara y las estrellas comenzaran a aparecer en el cielo, Saemi y Theodore se dirigieron al cementerio. Saemi llevaba consigo unas flores, las mismas que solía llevar cada año para Izann y su tía. Sin embargo, esta vez no estaba solo. Theodore caminaba a su lado, su presencia sólida y tranquilizadora.

Cuando llegaron a las tumbas, Saemi se arrodilló frente a ellas, colocando las flores con cuidado. Las lágrimas caían silenciosamente por su rostro mientras susurraba palabras a su hermano y su tía, palabras que nunca había podido decirles en vida.

Theodore se mantuvo en silencio, permitiéndole el espacio para despedirse en sus propios términos. Sabía que este momento era sagrado para Saemi, un ritual que había repetido cada año, y respetaba la importancia de ese acto.

Cuando Saemi finalmente se levantó, con los ojos aún húmedos pero con una ligera sensación de alivio, Theodore lo tomó de la mano. No necesitaban decir nada más. Saemi sabía que, aunque el dolor de la pérdida siempre estaría ahí, ahora tenía a alguien con quien compartir esa carga. Y aunque nunca podría reemplazar a Izann ni a su tía, Theodore estaba dispuesto a estar a su lado, ofreciéndole el apoyo que tanto tiempo había necesitado.

Juntos, caminaron de regreso al apartamento, en silencio pero en paz, sabiendo que aunque el pasado dolía, el presente les ofrecía una nueva oportunidad para sanar, poco a poco, día a día...

--- °]¿One day i'll be a happy?[°

• Al final modifique la historia desde el capitulo 11 porque se me eliminaron los caps y tuve q iniciar desde 0, asi que ya lo arruine, pero esperare para dar un buen final a pesar del contratiempo💔

°]Its_Mitchy[°

¿One day i'll be a happy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora