Susurros de Medianoche

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A medianoche, el viento sopla entre las colinas, 
la luna llena observa, en silencio, las ruinas. 
El cielo es un espejo de promesas olvidadas, 
donde Lucifer ríe, entre sombras encantadas. 

La magia se derrama como un río invisible, 
atraviesa corazones, de forma indescifrable. 
Las llamas se alzan, susurrando al viento, 
historias de amor que se pierden en el tiempo.

El fuego crepita, su danza es un engaño, 
como el brillo en los ojos del alma que extraño. 
Mentiras se mezclan con verdades a medias, 
y el amor se consume, en llamas de tragedias. 

Lucifer, tentador, promete entre sonrisas, 
un reino de placer sin culpas ni prisas. 
Lujuria, su arma, que quema sin piedad, 
ofrece el deseo a cambio de la verdad. 

La hoguera brilla, testigo de esta entrega, 
donde lágrimas caen, mientras el corazón niega. 
El calor nos envuelve, enviciando la piel, 
como una promesa de eternidad cruel. 

La magia mística se entrelaza en mi ser, 
y en cada mentira, encuentro un nuevo amanecer. 
El amor arde, pero se vuelve humo al viento, 
un eco de recuerdos, desvaneciéndose lento. 

La medianoche es el reino de las ilusiones, 
donde el fuego oculta viejas traiciones. 
El amor se mezcla con pasión incontrolable, 
y las lágrimas caen, en silencio implacable. 

Entre sombras danzantes, mi alma se consume, 
siguiendo un rastro de cenizas que presume 
de haber sido fuego, de haber sido amor, 
ahora perdido en las llamas del dolor. 

La lujuria es un veneno dulce y abrasador, 
que deja en la piel marcas de un antiguo ardor. 
Cada caricia es una mentira que promete más, 
pero solo deja cenizas, un futuro incapaz. 

Lucifer sonríe, sabiendo lo que espera, 
en cada promesa rota, en cada primavera. 
El amor que se quema en el fuego del deseo, 
es una ilusión que al viento cedo.

La magia se disipa cuando llega el día, 
y solo quedan lágrimas de melancolía. 
Las estrellas se apagan, la luna se oculta, 
dejando un vacío que el corazón insulta. 

Así, en el silencio de la fría madrugada, 
la esperanza se quiebra como cristal en la nada. 
El amor, ese hechizo que me hizo volar, 
se convierte en humo que no puedo tocar. 

Pero en el fuego, aún brilla una chispa perdida, 
una llama que lucha, que sigue encendida. 
Quizás sea la promesa de un nuevo camino, 
o solo la sombra de un destino divino. 

En la hoguera de la vida, arden mis pecados, 
pero también las verdades que nunca han hablado. 
Y aunque las lágrimas caigan, una a una, 
el amor sigue brillando, bajo la luna. 

La Ruta del Hilo Rojo:Poemas de Amor, Dolor y EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora