Ecos de Pasion y Sombra

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En la penumbra de un mundo olvidado,
donde la ira arde en un fuego sagrado,
los ecos del dolor resuenan en el viento,
y las almas perdidas claman en tormento.

Caminando por senderos de sombra y desdén,
las llamas de la ira devoran su edén.
“¡Oh, justicia eterna!”, gritan con furia,
pues el fuego consume cada última penuria.

El rostro enrojecido, el corazón en guerra,
cada golpe y insulto, la paz que se aferra.
En un laberinto de rencor, se encuentran,
las almas atormentadas que jamás se alimentan.

Las llamas se elevan, arrastrando su ser,
mientras el eco del odio comienza a renacer.
La ira les ciega, les arrastra sin calma,
perdiendo la razón, el amor y la alma.

Mas la envidia acecha, con mirada envenenada,
susurra en los oídos, su voz desalmada.
“¿Por qué él tiene lo que tú no has de hallar?
Mira su fortuna, su risa, su andar.”

La sombra verdejante consume la alegría,
un veneno sutil que amarga la vida.
En la danza de sombras, la envidia es reina,
tejiendo con hilos la más cruel de las penas.

“Desear lo ajeno”, murmuran en coro,
“es un eco de vida que acaba en desoro.”
Las almas se sumergen en un mar de dolor,
cada suspiro es un grito, un lamento, un clamor.

Y en este viaje por tierras de sombras,
donde el amor se disfraza, y la pasión se asombra,
la lujuria despierta, como un fuego encendido,
un deseo desmedido que jamás ha cedido.

Con ojos que brillan, seduciendo con arte,
en cada susurro, un deseo que parte.
Las pasiones se entrelazan, como llamas danzantes,
cada encuentro es un juego, un laberinto de instantes.

“¿Qué hay de malo en amar con locura?”,
se preguntan las almas, en su dulce locura.
Pero la lujuria es un fuego que quema,
un mar de placer que a la razón desconsuma.

En un abrazo ardiente, en un beso profundo,
pierden la esencia, se hunden en un mundo
donde la pasión se convierte en prisión,
y cada momento se torna en traición.

Así, los tres pecados, en su danza voraz,
destruyen la esencia, el amor, la paz.
En la ira que arde, la envidia que hiere,
la lujuria que consume, cada alma se muere.

Mas al fondo del abismo, se asoma la luz,
una chispa de esperanza que al dolor hace cruz.
El perdón es un canto, una brisa que sana,
y el amor, como fuego, en sus brazos se engalana.

Caminando entre sombras, enfrentando el temor,
se aprende que la vida es un ciclo de amor.
Y aunque la ira grite y la envidia susurre,
la lujuria no siempre es un fuego que murre.

En este viaje eterno por cielos y mares,
las almas se encuentran, desnudando los pares.
Así, de sus sombras, hallan el camino,
y en cada pecado, renacen en destino.

La Ruta del Hilo Rojo:Poemas de Amor, Dolor y EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora