wonjin tiene diecisiete años y está cursando su último año de secundaria, decide inscribirse en un programa de au pair para alejarse de su ambiente familiar tóxico y de los bravucones de su escuela. para su buena suerte, queda seleccionado por una f...
la enfermera se movía con rapidez y precisión en la habitación, organizando todo lo necesario para realizar una transfusión de sangre a wonjin. el pelirrojo yacía allí, inconsciente y frágil, víctima de sus propios demonios internos y los juegos sucios de una sociedad retrógrada.
afortunadamente, la familia koo llegó unos minutos después del accidente y lo encontraron a tiempo, llevándolo de inmediato a la clínica más cercana.
desde el gran ventanal, yeoreum observaba con el corazón encogido. su rostro reflejaba una mueca triste, una tormenta de emociones desbordándose en su interior mientras sus ojos se mantenían fijos en el joven que alguna vez había sido lleno de vida y risas.
la angustia la consumía al pensar en el dolor que había llevado a wonjin hasta ese extremo.
a su lado, hyunwoo la abrazaba con fuerza, ofreciendo su apoyo silencioso y en el fondo, aunque no había compartido demasiado con el joven le tenía un gran aprecio.
en un rincón de la sala, jungmo luchaba contra la impotencia y rabia. cada segundo que pasaba sentía cómo crecía su desesperación; no podía aceptar que wonjin estuviera así, desvaneciéndose.
solo deseaba con todas sus fuerzas que su amigo pudiese salvarse, regresar del abismo en el que había caído y encontrar nuevamente la luz.
—jungmo...
la suave voz de seongmin lo sacó de su tormentosa mente y lo vio con ojos ansiosos, se acercó hasta él a pasos veloces y lo abrazó como si su vida dependiera de eso. koo soltó un sollozo y ahn acarició su espalda, sin saber como reaccionar.
—¿cómo pudiste pasar al mundo humano?...
—tengo mis trucos... sabes que mi aspecto me ayuda.
se separaron del abrazo y se tomaron las manos, mirándose sin saber qué decir o como consolarse mutuamente.
—¿cómo está él?...
—le están haciendo una transfusión de sangre... no está en su mejor momento.
—¿y por qué pasó todo esto?
—creo que tiene que ver con sus familiares... no lo sé. seongmin, ¿por qué nos pasa esto a nosotros?, ¿por qué a alguien como wonjin?
—jungmo, tienes que ser fuerte... tenemos que ser fuertes —seongmin sostuvo el rostro del lobo con firmeza, mirándolo con seguridad y buscando brindarle confianza—. wonjin estará bien, él no es débil... es el humano más fuerte que conozco y te juro que estará bien.
jungmo negó y volvió a ser abrazado por seongmin, quien estaba sorprendido por lo frágil y vulnerable que estaba el hombre lobo. jamás lo había visto así, el chico siempre se mostró como alguien dominante y rudo; sin debilidades y ahora, era un pequeño bebé llorón.
una hora transcurrió y seongmin después de calmar a jungmo, lo dejó a cargo de sus respectivos padres y se acercó a pasos lentos hasta la habitación donde estaba wonjin. abrió la puerta con cierta inseguridad y entró, admirando lo débil y cansado que se veía wonjin reposando sobre la camilla.
aún no despertaba, estaba en un sueño profundo que podría tardar tanto horas como días. caminó con precaución y tomó la mano de wonjin, contuvo sus lágrimas y susurró:
—vamos, wonjin... demuestrale a todos que no eres débil como todos los humanos que están ahí afuera. confío en ti, no me decepciones.
seongmin dejó un beso en su frente y salió de la habitación, esperando una buena respuesta.
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