Dieciséis

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NuNew

Todavía estoy en estado de shock por la aparición de Zee de la nada, pero mi preocupación prevalece sobre todo lo demás. Zee pasa rozando y camina hasta el centro de mi salón antes de detenerse.

—Mierda—, respira, y luego empieza a sacudir la cabeza. —Lo siento, no sé qué estoy...

El chasquido de la puerta principal al cerrarse corta sus palabras. —Siéntate.
Por favor.

Se deja caer en mi sofá como si no pudiera sostenerse por más tiempo. Sus codos se apoyan en las rodillas y se cubre la cara con las manos, y no puedo creer lo derrotado que parece.

Me quedo mirando la parte superior de su cabeza por un momento, el pelo negro brillando bajo la luz, antes de obligar a mis nervios a calmarse y moverme para sentarme a su lado.

—¿Están todos bien?

—¿Qué? — Levanta la vista y sus ojos tardan un momento en centrarse en mí.
—Oh, sí. Están bien... bueno, todo lo bien que puede estar una casa llena de niños.

—¿Una noche estresante?

—No más que de costumbre, pero por alguna razón me afectó más de lo normal. Tuve que escaparme. Y ahora me siento como una mierda por huir de ellos, pero la idea de volver...— Sus palabras están bordeadas de pánico.

—¿Quién está con ellos ahora?

—Los dejé con Zoe. Ella tiene quince años.

—¿Estará Zoe bien con ellos por un tiempo?

—Asher debería llegar pronto a casa—. Zee se cubre la cara y ahoga un grito entre sus manos. —Lo siento, estoy seguro de que probablemente te haya asustado. Es que no tenía otro sitio al que ir.

—Me gusta que hayas venido aquí—. Se me escapa una sonrisa totalmente inapropiada dada las circunstancias, pero no puedo negar que me gusta ver a Zee.
—¿Pero no tienes ningún amigo en la zona de antes de irte?

—No. Perdí el contacto con todos ellos mientras jugaba.

Empiezo a ver el problema de Zee, pero dudo sobre si mencionarlo. Definitivamente no me corresponde, teniendo en cuenta que hemos tenido un total de unas pocas conversaciones, un fin de semana fuera y una noche de sexo caliente. Y sin embargo... quiero ayudar.

—¿Me estás diciendo que vas a trabajar, luego vuelves a casa… a una casa llena de niños y eso es todo? ¿Qué haces para el tiempo de inactividad?

—¿Qué es el tiempo de inactividad?

—Eso que la mayoría de la gente normal hace para no agobiarse. Para evitar que esto ocurra.

—Vaya, eres genial con las charlas de ánimo.

—Bueno, ¿qué esperabas de mí?

—Joss al menos reparte abrazos cuando la gente se siente como una mierda.

Guardo mi comentario de que no soy Joss, porque me imagino que esa era la forma que tenía Zee de pedir lo que realmente quiere. Así que en su lugar, me deslizo un poco más cerca y lo atraigo hacia mí. Con Zee caliente contra mi pecho, mis brazos apretados alrededor de él, ese hilillo de nervios empieza a volver, y quiero reírme de lo ridículo que soy.

Yo no me pongo nervioso.

Desde la universidad, me enseñé a enfrentarme a lo que quiero e ir por ello en todos los aspectos de mi vida. Si un chico estaba interesado, genial. Si no, peor para mí. Las mariposas no entran en esa ecuación.

—Estás todo tenso —, se queja. La aspereza de su voz empieza a poner rígido algo más, pero lo ignoro y trato de obligarme a relajarme.

—Lo siento, pero no todas las noches un muro de músculos de dos metros aparece en mi puerta para pedir abrazos.

Un golpe de suerte | ZeeNuNew Donde viven las historias. Descúbrelo ahora