Nueve

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Zee

Es como si volviera a ser un maldito adolescente, mintiendo a mis padres. Sólo que, esta vez, yo soy el padre, y estoy mintiendo a los niños. Y a su niñera. Y a Asher.

La Sra. Peterson cree que me necesitan en este partido fuera de casa, Asher cree que voy a estar en casa con los niños, y los niños creen que voy a visitar a Joss en Boston.

Porque esto no me va a estallar en la cara ni nada.

Aunque el habitual sentimiento de culpa por dejar a los niños me corroe, tengo que admitir que me hace ilusión alejarme de todo.

Esta noche no soy un pseudo padre de cinco niños. No soy un padre soltero en apuros.

Voy a ser el Pruk Panich, el fuckboy de la NHL, mi verdadero yo por primera vez en más de un año. No puedo esperar.

Me convertiré en el tipo que todos esperan que sea y haré que NuNew quede bien en el proceso.

Llego a la encantadora casa de NuNew, que mantiene mucho mejor que yo el desorden de nuestra casa. El otro día, cuando estuve aquí, eché un vistazo rápido y me di cuenta de que cada cosa tenía su propio sitio, como si NuNew hubiera pensado bien en su lugar.

Siete personas en una casa es un desorden, y si encuentro algo en el mismo lugar dos veces, es un maldito milagro.

Levanto la mano para llamar, pero NuNew abre la puerta, como si hubiera estado vigilando la calle por si llegaba.

Se me corta la respiración al verlo. Su pelo  está peinado de forma que sobresale por delante, pero sigue estando meticulosamente cuidado. Va vestido con ropa informal, pero lleva una bolsa de tintorería transparente con un traje azul marino y una corbata negra lisa enrollada en la percha. Va bien con mi traje azul marino. Es mi traje favorito para llevar después de los partidos porque me han dicho

que muestra mi trasero de hockey. Tengo toda la intención de deshacerme de mi chaqueta esta noche en algún momento para mostrárselo a NuNew... quiero decir a los idiotas de la escuela de NuNew.

—Estás increíble—, le digo.

Él pone los ojos en blanco. —No hace falta que empieces con los halagos todavía. Nadie puede oírte—. Está listo para irse y pasa por delante de mí, pero le agarro del brazo.

—Lo digo en serio. Me preocupaba tener que arrancarte la chaqueta de tweed—. Señalo su traje en la bolsa.

—Bueno, ese era el plan, pero luego le conté a mi amigo Yim lo mucho que odias el tweed, y escucha esto... él está de acuerdo contigo. ¿Qué clase de amigo no le dice a su amigo que parece un imbécil pretencioso?

Me froto la barbilla. —Creo que uno bueno... Es decir, si son realmente tus amigos, no les importaría cómo te vistes.

—¿Significa eso que no somos realmente amigos? — Su tono es casi, casi burlón. —Dime que esto no es caridad o que crees que en realidad me debes por haberle dado crédito extra a Asher por cierto, ¿sabe él de nuestro acuerdo? Juro que me ha estado mirando raro desde entonces.

—Esto no es caridad, Asher probablemente te está mirando raro porque rompiste tus reglas por él y no sabe por qué, y no, no le conté sobre esto porque supuse que no querrías que lo supiera.

—Tendrías razón.

—En cuanto al tweed, es pretencioso, pero si estás más cómodo con él, puedo esperar a que vuelvas a entrar y lo agarres.

Duda como si lo estuviera contemplando. —Quiero ponerme lo que haga que la gente se pregunte quién carajo soy.

—Ese es definitivamente el traje. Todavía no lo llevas puesto, pero sé que se verá...— Trago con fuerza. —Uh, sí. Realmente bien. Muy bien, como para dejarme con la boca abierta. Muy bien para derretir las bragas... eh, espera, eres gay, así que...
¿para derretir los calzoncillos?

Un golpe de suerte | ZeeNuNew Donde viven las historias. Descúbrelo ahora