027.Carne asada

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Alan's versión:

Desperté con el sol brillando en mi cara y la sensación de que algo había cambiado. Miré a mi lado y vi a Dani dormida, su rostro tranquilo y sereno. Sonreí al recordar la noche anterior, la pasión y el amor que habíamos compartido. Me sentí como si hubiera encontrado mi hogar en sus brazos.

Suavemente, la desperté con un beso en la frente. Ella abrió los ojos y me sonrió, su mirada llena de amor y felicidad.

-Buenos días. - Le dije, y ella me respondió con un susurro. Me sentí como si hubiera encontrado mi mejor amigo, mi confidente, mi alma gemela.

- Tengo hambre. - Le dije.

- Pero si recién despertaste - Sonrío.

- No me juzgues, bonita.

- Vamos a desayunar, pues. - Me dijo.

- Tú aún tienes sueño, mejor dormimos un rato más y después nos levantamos a desayunar. - La miré.

- ¿Seguro?

- Sí.

- No se diga más. - Se volvió a acomodar y cayó dormida.

......

A la hora yo me desperté y dejé a Dani durmiendo, me vestí y salí a la cocina a tratar de hacer el desayuno.

Minutos después, escuché que Dani me gritó.

- ¡Alan! - Eché carrera para con ella.

- ¿Qué paso?

- No tengo ropa para ahorita.

- Sí, sí tienes. - Le entregué mi mochila y ella la abrió.

- ¿Por qué tienes ropa mía?

- Mari me la dio, ella y Nene ya sabían todo esto, las letras y la decoración, ellos me ayudaron y Mari me dio la ropa porque la ibas a ocupar.

- Ahora entiendo porqué me pidió ropa prestada, gracias.

- Tienes que dejar de agrader, mujer, esto y muchas más cosas te mereces, así que vistete y sal para desayunar, ¿Okey? - Besé su frente.

- Okey. - Rió, yo la dejé y empecé a cocinar, no sabía cocinar, pero me tenía que lucir, Dani llegó a la cocina ya vestida.

- ¿Te ayudo? - Me preguntó.

- Nop, tú siéntate.

- Pero ni sabes, huele a quemado.

- Ah, no te atrevas a decir que mi comida está quemada Daniela María. - La señalé indignado.

- No me señales, Alan José, y no me llamo María. - Ahora ella me señaló.

- No me señales tú Daniela, y no me llamo Alan José. - Reí.

- Y ya te dije que no me llamo María. - Rodó los ojos.

- Era broma.

- Sí, pero lo que no era broma es tu comida toda quemada. - Miramos el sartén y efectivamente estaba quemado.

- ¡La comida está lista! - Grité.

- Como que ya se me quitó el hambre. - Bromeó.

- Era lo único que teníamos, ah y fruta. - Me acordé.

- Ay mi vida, mejor comemos fruta, ¿Si? - Me miró.

- Solo porque me dijiste mi vida, acepto. - Le di un piquito.

𝗠𝗔𝗗𝗢𝗡𝗡𝗔-𝐀𝐥𝐚𝐧 𝐌𝐨𝐳𝐨-¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora