Prólogo

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Nada es coincidencia en esta vida, eso lo supe cuando vi tus hermosos ojos verdes tranquilos.

Aún recuerdo que aquel día, yo tenía dieciséis, mientras que tú posiblemente veinte.

Me gustaba como tú cabello plateado flotaba bajo la brisa cálida del aire, descansabas tranquilamente a la sombra del árbol.

Y al notarme abriste los ojos, aquellos que parecían un gato, un cazador nato.

No sonreíste, tampoco lo hice simplemente fue un momento donde nos contemplamos sin miradas discretas.

No puedo decir que fuera una conexión profunda para los dos pero si fue un momento donde dio inicio nuestra historia.

Que rápido como aquel sueño se volvió una pesadilla cuando todo ardió, casas, personas, mi hogar, de no haber sido salvada por ti...

No te lo agradecí, perdí todo en ese momento...

No me diste una palmada de ánimo, simplemente me llevaste contigo para abandonarme en alguna parte de la gran ciudad.

Desde ese día trabaje duro, conseguí apenas una habitación en un lugar apartado donde no había nadie junto a una que otra que familia vivía en aquel callejón.

Una hermosa cafetería de la cual fui mesera, tú siempre llegabas ahí pero al contrario de todas mis expectativas para saludarte, parecías no conocerme, era un poco irónico como en realidad deseaban hablarte, toda la gente a nuestro alrededor nos conocía mientras nosotros fingimos no hacerlo.

Te llamaban "héroe".

Extrañamente, yo no podía llamarte así.

Y aun así, ahí estábamos frente a frente, sin una palabra pero con aquella mirada sobre mí que seguía sin comprender.

Entre dos historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora