El miércoles amaneció con un aire de expectación en Monza. La semana de carrera traía consigo un torbellino de actividad, y hoy era el día de prensa. Sabía que todo el equipo, desde los pilotos hasta los jefes, tendría que lucir lo mejor posible, no solo para las cámaras, sino para los fanáticos que esperaban ver a sus ídolos.
Tras una rápida revisión de los ajustes finales en los autos, el garaje se llenó de un murmullo de emoción. Las cámaras y micrófonos estaban listos, y la prensa ya empezaba a congregarse. Me sentí un poco nerviosa al pensar que en algún momento podría estar frente a ellos, pero sabía que mi papel era estar detrás de escena, asegurándome de que todo funcionara a la perfección.
Durante la conferencia de prensa, Carlos y Charles respondieron a preguntas sobre su preparación para el Gran Premio y su perspectiva sobre la llegada de Franco Colapinto a Williams. La prensa estaba ávida de información, y los pilotos, siempre carismáticos, manejaban la situación con gracia.
—¿Cómo ves la competencia con el nuevo piloto? —preguntó un reportero, su voz clara y directa.
Carlos sonrió, con esa chispa de humor que lo caracteriza.
—Siempre hay competencia. Pero al final del día, lo que importa es que todos hagamos nuestro mejor esfuerzo. ¿No es así, Charles?
—Exactamente. Competir nos hace mejores, y siempre estamos dispuestos a aprender unos de otros —respondió Charles, mirando a su compañero con camaradería.
Mientras tanto, me quedé a un lado, observando cómo interactuaban con los medios. Me sentí parte del espectáculo, aunque aún no era el momento de ser la protagonista, y eso no me molestaba en lo mínimo. Después de un par de horas de preguntas y sesiones de fotos por parte de los pilotos, el bullicio comenzó a disiparse, y un poco de tranquilidad empezó a colmar el ambiente.
—Bien, es hora de respirar aire fresco —dijo Carlos, sacudiéndose el estrés de la jornada y pasándose una mano por el cabello—. ¿Listos para el reconocimiento de pista?
—Vamos a ver qué nos espera —respondí, intentando ocultar mi emoción ante lo que acababa de decir.
Al salir del centro de prensa, el sol brillaba intensamente. La pista de Monza se extendía imponente ante nosotros, y no podía evitar sentir una mezcla de admiración y nervios. Este era el lugar donde la magia ocurría, y cada centímetro de asfalto guardaba historias de velocidad y adrenalina de muchos años atrás.
Carlos, Charles y yo nos unimos a otros miembros del equipo mientras caminábamos por la pista. La conversación fluía naturalmente, y pronto nos encontramos compartiendo anécdotas y risas.
—¿Recuerdas la vez que llegaste tarde a la reunión por culpa de un café? —Carlos bromeó, mirando a Charles.
—¡Esa no fue mi culpa para nada, Carlos! El barista se tomó su tiempo, y yo simplemente no podía vivir sin mi café de la mañana —respondió Charles, riéndose mientras movía la mano como si defendiera su inocencia.
—Eso es lo que dices, pero creo que deberías tener un plan B para tus mañanas —respondí, uniéndome a la broma.
Ambos pilotos rieron, y me sentí cada vez más integrada en la conversación gracias a sus actitudes. La mezcla de humor y competencia en el aire era contagiosa.
Mientras caminábamos, comenzamos a hablar sobre la pista en sí. Carlos señalaba diferentes secciones, explicándome cómo cada curva requería un enfoque particular, y yo asentía, inmersa en sus palabras.
—Esta es la Curva Parabolica —dijo, señalando a un lado—. Aquí es donde se puede ganar o perder tiempo de carrera. Tienes que encontrar el equilibrio entre la velocidad y el control.
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Carrera al Amor | Franco Colapinto
FanficArianna Rossi, una ingeniera de 21 años, ha alcanzado su sueño al unirse al equipo de Ferrari en la Fórmula 1. Perfeccionista y determinada, está lista para demostrar su valía en el exigente mundo de las carreras, convencida de que lo más complicado...