Epílogo original.

185 32 4
                                    

Nunca se sintió un frío como aquella mañana del miércoles, sin embargo, era lo menos importante para Roseanne.

Podía sentir la brisa del frío de nuevo en su cara, podía respirar tranquilamente sin ningún temor.

Era libre.

Superar cada experiencia traumática que vivió fue realmente duro para ella, un año en terapias y aún faltaban muchas sesiones más para que su mente dejara de jugarle malas pasadas con los recuerdos, con las veces en las que creía haber observado a las mujeres que le hicieron daño. A todas ellas y especialmente a una, a la que inició todo privándole la libertad.

La cicatriz de aquella noche en donde la bala impactó su cuerpo aún seguía en el mismo lugar, por suerte no fue tan grave y logró regresar a salvo a casa, con su familia y amigos.

Jamás fue tan feliz como ese día en el que despertó y los ojos de su unnie fue la primera cosa que pudo ver, pudo llorar libremente y deshacerse entre los abrazos de Hyeri. Pudo permitirse todo porque ya estaba en casa, a salvo.

Existió otra cosa más complicada aún, la dependencia. Habían noches en las que Roseanne despertaba entre pesadillas, con la ansiedad haciendo presencia y empeorando su estado. Largas noches en donde no sabía si era real que fuera libre, noches en las que también pidió ver a la sádica mercenaria Jennie, fue un proceso demasiado doloroso y duro para ella.

Sin embargo, ahora estaba ahí de pie una universitaria soñando con ser médica, mejor renovada gracias a las infinitas terapias y el apoyo de su familia, incluyendo amigos también. No era un punto final aún, las crisis seguían ahí a pesar de todo, no estaba segura de si algún día podría olvidar todo lo traumático.

Pero lo intenta.

Y saber que la mayoría de sus verdugas estaban pagando sus acciones le hacía sentir esperanza de salir a la calle sin temor, no miente, casi lloró de felicidad al saber que Kim JiSoo estaba siendo procesada en Europa por las constantes demandas acerca del consumo de carne humana que hacía en su restaurante.

Que Lalisa Manobal estaba en la cárcel por fraude y otros delitos más.

Y sí todo salía bien, Jennie también tendría una sentencia justa.

Suplicaba que fuera así.

—Roseanne, ¿segura que te encuentras bien?—Escuchó la voz de su unnie cuestionarle con angustia, ella asintió dedicándole una pequeña sonrisa.

—Nunca estuve tan bien como ahora, Hyeri Unnie.

—¿Le querías mucho?

Roseanne, ahora con el cabello completamente achocolatado y mucho más renovada asintió.

—Le quería lo suficiente como para estar agradecida, Felix Lee fue bueno conmigo. —Declaró alzando la sombrilla que tenía en sus manos para poder observar a Hyeri. —Y en donde quiera que este, quiero que sepa que hizo un bien al protegerme.

Hyeri dirigió sus ojos al nombre grabado en la lápida, la llovizna sólo hacía más triste el lugar en donde únicamente estaban ellas dos como visitantes.

—Sus padres ni siquiera fueron al funeral hace un año, ¿verdad? También veo que no tenía amigos, nadie asistió al funeral, sólo tú y yo.

—Lo mínimo que debía hacer era darle un funeral, él salvó mi vida. —Respondió con sus ojos clavados en la lápida, suspiró un momento y dejó las rosas en el lugar. —Y yo fui su amiga, creo que es suficiente. Él estaría feliz, ¿sabes? No estoy segura de que él lo supiera pero yo le tenía aprecio.

🎉 Has terminado de leer 𝐃𝐞𝐞𝐩 𝐖𝐞𝐛┃𝐂𝐡𝐚𝐞𝐧𝐧𝐢𝐞/𝐑𝐨𝐬𝐞́ 𝐇𝐚𝐫𝐞𝐦 🎉
𝐃𝐞𝐞𝐩 𝐖𝐞𝐛┃𝐂𝐡𝐚𝐞𝐧𝐧𝐢𝐞/𝐑𝐨𝐬𝐞́ 𝐇𝐚𝐫𝐞𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora