Jiang Yanli se había cansado de los abusos de su madre y el descuido de su padre hacia su hermanos por lo que ideo un plan para salir de ese lugar y evitar eso pero como una niña de 10 años como ella podría proteger a sus hermanos.
Shi Qingxuan miró a los niños, encantado por lo adorables que eran. Se acercó a ellos, se arrodilló y los observó con una gran sonrisa.
-¡Hola! Mi nombre es Shi Qingxuan y seré su tío -dijo emocionado.
Las reacciones de los tres niños fueron distintas. Yanli lo miró con una sonrisa, Jiang Cheng quedó algo confundido, sin decir nada, pero Wei Ying, como siempre, fue el más animado.
-¡Yo soy Wei Ying! -exclamó con ojos brillantes, mirando a Shi Qingxuan con emoción. Ambos sabían que se llevarían muy bien.
-Yo soy Jiang Yanli, y él es mi hermano Jiang Cheng -dijo Yanli con suavidad.
Shi Qingxuan observó de cerca a la niña y notó que su personalidad le recordaba a la de Xie Lian. Se levantó y se dirigió a su amigo.
-Alteza, ella se parece mucho a usted.
Xie Lian, sorprendido, recordó que Hua Cheng también le había mencionado algo similar.
-¿Tú crees lo mismo? -preguntó curioso. Shi Qingxuan sonrió, confirmando su observación, y luego se acercó para susurrarle un consejo.
-Alteza, este es el momento perfecto para que los niños se acerquen más a usted. Llévelos a comprar algunas cosas o simplemente a divertirse. Eso hará que se sientan más confiados y cómodos.
Xie Lian asintió, recordando que Hua Cheng había salido a comprar precisamente para los niños. Era la oportunidad perfecta para pasar tiempo con ellos y llevarlos a dar un paseo.
-¡Es una excelente idea! -dijo Xie Lian, entusiasmado.
Shi Qingxuan sonrió satisfecho, pero sabía que era momento de dejarlos solos en familia.
-Bien, Alteza, debo irme. Luego vendré para escuchar cómo les fue.
Xie Lian asintió, ahora debía dar lo mejor en su paseo y así los niños se sentirían en confianza.
-¡Hasta luego, niños! Alteza, disfruten de su día -dijo Shi Qingxuan con una gran sonrisa mientras se despedía y se marchaba, pensando que quizá no sería mala idea adoptar un niño también, aunque primero tendría que hablarlo con su esposo.
Una vez que el Maestro del Viento se fue, Yanli preguntó con timidez:
-¿Iremos a algún lado?
Xie Lian se acercó a los niños con una cálida sonrisa.
-Sí, ¡iremos de compras y también daremos un paseo! ¿Qué les parece?
Los tres niños se miraron entre sí; la idea les parecía atractiva. Salir y explorar el lugar despertaba su curiosidad, ya que no sabían dónde se encontraban exactamente. Los tres respondieron al mismo tiempo:
-¡Sí, nos encantaría mucho!
Xie Lian sonrió, muy feliz por la respuesta. Ahora tenía que asegurarse de que ese día, y los siguientes, fueran los mejores.
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