Capitulo #7 - Uniéndose a una secta

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Vegeta, siempre alerta, seguía a gran velocidad junto con el hombre de cabello blanco, ambos desplazándose a través del paisaje como sombras que cortaban el viento. Los árboles y montañas pasaban en un borrón de colores, pero Vegeta no perdía detalle. Cada paso resonaba como un eco sordo en la quietud de la naturaleza, sus movimientos calculados y precisos. Aunque no percibía una amenaza inmediata por parte de su acompañante, su instinto Saiyajin lo mantenía en constante vigilancia.

Después de recorrer lo que parecían decenas de kilómetros, llegaron a una vasta plataforma circular, cuyos bordes estaban cubiertos por símbolos tallados que brillaban débilmente. Una energía latente impregnaba el aire, vibrando en cada rincón de la estructura. Vegeta observó con el ceño fruncido, su desconfianza natural activándose.

-¿Qué es esto? -preguntó, sin ocultar la seriedad en su voz.

El hombre de cabello blanco esbozó una ligera sonrisa, como si hubiera anticipado esa reacción.

-Es una matriz de transportación. -Su tono era tranquilo-. La única manera de llegar a nuestro destino de forma eficiente. Si intentáramos viajar a pie o volando, incluso a nuestra máxima velocidad, tardaríamos años.

Vegeta sintió un ligero escalofrío. "¿Años?", pensó. La magnitud de lo que acababa de escuchar era abrumadora. Incluso él, que había desafiado las leyes del tiempo y el espacio, se encontraba ahora en un mundo que superaba todas sus expectativas. Este lugar, tan vasto y desconocido, lo hacía sentir... pequeño. Una sensación que detestaba profundamente. Apretó los dientes.

-¿Qué dijiste? -espetó, la incredulidad apenas oculta en su tono.

El hombre de cabello blanco, sin inmutarse, comenzó a sacar de su bolsa unas piedras espirituales. Brillaban con una energía pura y radiante mientras las colocaba en puntos clave de la matriz. Los símbolos tallados comenzaron a resplandecer con mayor intensidad, y una energía poderosa se concentró en el centro.

Sin más palabras, el hombre caminó hacia la matriz y se detuvo en su centro, esperando.

-¿No vienes? -preguntó, su voz serena y segura.

Vegeta vaciló. Aunque cada fibra de su ser le gritaba que no confiara en esta tecnología desconocida, no podía permitirse perder más tiempo. Apretó el puño con determinación y, finalmente, dio un paso adelante, colocándose junto a su extraño guía. En ese instante, una luz cegadora los envolvió, y el paisaje se desvaneció.

Cuando reaparecieron, el cambio fue abrupto. Las montañas imponentes los rodeaban, y una vasta explanada se extendía ante ellos, salpicada de estructuras antiguas. Apenas llegaron, varios jóvenes vestidos con túnicas finas corrieron hacia ellos. Al ver al hombre de cabello blanco, cayeron de rodillas al unísono, juntando las manos en un gesto de respeto.

-Damos la bienvenida al Líder de Secta -exclamaron en perfecta sincronía.

Vegeta observaba la escena con sorpresa y desconcierto. En su mente, el respeto debía ganarse con fuerza y poder. Mientras los discípulos se inclinaban, una extraña sensación de aislamiento comenzaba a crecer en su pecho. Este mundo era tan ajeno a todo lo que conocía. Las costumbres, las estructuras sociales, incluso la energía en el ambiente... todo era radicalmente distinto.

El líder de la secta, conocido como Bai Li, observaba con calma a los discípulos mientras se inclinaban en reverencia. Junto a él, Vegeta mantenía una postura firme, pero sus ojos revelaban sorpresa y análisis. Bai Li, con su cabello blanco ondeando ligeramente, gesticuló para que los discípulos se levantaran.

-Maestro Bai Li, todo está preparado para su regreso -dijo Jin Zhen con voz firme, sus ojos furtivos deslizándose hacia Vegeta con curiosidad.

Tao Ning, siempre informal, se cruzó de brazos y, con una sonrisa, preguntó:

Vegeta: Ascendance in the Realm of ImmortalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora