𝑳𝒂 𝑪𝒆𝒏𝒊𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒂 (𝑷𝒐𝒔𝒆𝒊𝒅𝒐𝒏 𝒙 𝒕𝒖) 𝑺𝑵𝑽 💦

Parte 11

Mientras TN miraba la noche oscura desde la ventana, una sensación de inquietud crecía en su interior. Sabía que no podía simplemente quedarse y dejar pasar la última oportunidad de ver al príncipe. A pesar de los riesgos, decidió que asistiría al baile una vez más. Se dirigió al enorme árbol de donde caía los vestidos de las noches anteriores y así lo hizo una ves más, cayo desde la copa del árbol. Con un suspiro profundo, se lo puso, sintiendo cómo la magia del vestido volvía a transformarla en alguien completamente diferente. Era como si, por unas horas, pudiera ser libre.

En el palacio, la multitud aumentaba, pero Poseidón no prestaba atención a los lujosos trajes ni a las sonrisas de los asistentes. Mantenía su postura firme y fría, aunque por dentro estaba en constante tensión, aguardando el momento en que la viera entrar. Había instruido a los guardias para vigilar cualquier salida, decidido a no dejar que ella desapareciera nuevamente sin revelar su verdadera identidad.

De pronto, la vio. TN entraba al salón con su máscara puesta, como la noche anterior, pero su presencia brillaba aún más esta vez. Se movía con gracia, y su simple vestido parecía eclipsar los trajes más elaborados de las damas a su alrededor. Poseidón sintió un nudo en el estómago, una sensación que no podía controlar ni explicar. Pero antes de que pudiera hacer algo, un joven noble se acercó rápidamente a TN.

El hombre, alto y de apariencia elegante, inclinó su cabeza hacia ella con una sonrisa encantadora. TN, sorprendida por la atención repentina, lo saludó educadamente, sin saber bien qué hacer. El joven noble empezó a hablarle con halagos y elogios, claramente intentando cortejarla. Le ofreció su brazo para invitarla a bailar, y TN, aunque tímida, aceptó por cortesía, sin querer ser descortés en medio de la nobleza.

Desde su posición, Poseidón observaba la escena con una intensidad creciente. Su mandíbula se tensó, y sus puños se cerraron. ¿Cómo se atrevía ese hombre a acercarse a ella? A cada paso que TN daba con el joven noble, Poseidón sentía una punzada de ira que le quemaba el pecho. Jamás había experimentado algo parecido. No era solo la intriga; esto era diferente, más fuerte. Era... ¿celos? No! Era imposible que el joven príncipe sintiera ese tipo de sentimientos inútiles y menos por una chica.

El príncipe comenzó a caminar hacia ellos con determinación, atravesando la multitud que lo saludaba con reverencias, aunque él las ignoraba por completo. No podía permitir que nadie más se acercara a TN de esa manera, mucho menos alguien que no era digno de su atención. Al llegar cerca de la pareja, vio cómo el joven noble la miraba con una sonrisa que le provocó un furioso impulso protector.

-Disculpa...- dijo con voz firme y autoritaria, interrumpiendo bruscamente al joven que estaba a punto de decir algo más. Poseidón se plantó frente a ellos, sus ojos azules brillaban con una frialdad calculada, pero sus palabras dirigidas a TN eran más suaves, aunque cargadas de una sutil intensidad. -Espero no estar interrumpiendo nada importante.

El joven noble, desconcertado por la presencia del príncipe, dio un paso atrás, inclinando la cabeza con respeto. -No, claro que no, Alteza... solo estaba disfrutando de una conversación con esta dama.

Poseidón no le dio más importancia. En cambio, extendió su mano hacia TN, su mirada fija en la de ella, como si desafiara a cualquier fuerza a interponerse entre ellos. -¿Me concedes este baile?- dijo con una suavidad que contrastaba con su usual frialdad.

TN, aún algo sorprendida, miró al joven noble por un momento, antes de volver la mirada a Poseidón. Su corazón latía rápidamente, consciente de la tensión en el aire. Asintió con una pequeña sonrisa, aceptando su mano.

El príncipe la guio hacia el centro del salón, y mientras la música volvía a llenar el aire, la multitud se apartaba para dejarlos bailar. Sin embargo, esta vez no era solo una danza más; algo había cambiado en ambos. El fuego de los celos aún ardía en el interior de Poseidón, pero lo que lo inquietaba aún más era el hecho de que, por primera vez, sentía que la necesitaba a su lado.