6. Un día no tan nublado

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El día para la familia de dos empezaba siempre desde muy temprano.

Los fogones de los hornos siempre se encendían cerca de las cinco de la mañana, cuando los rayos del sol apenas comenzaban a aparecer entre las montañas y tocaban los suelos de concreto de la ciudad.

La masa era amasada con fuerza y en constante movimiento, el omega se había quedado dormido un poco más tarde, así que al momento de levantarse para darse una ducha, tuvo que hacerlo rápidamente para poder acompañar a su alfa a prepararse para preparar y hornear el pan.

Jimin se estaba colocando una camisa blanca ligera, cuando escuchó como su alfa moldeaba la masa y la azotaba contra la mesa de madera cubierta de harina blanca.

— Wow — comentó al momento de entrar en la cocina — Desearía que a mí me azotaras con la misma fuerza con que lo haces a la masa.

El alfa cubierto de harina en algunas partes de la cara y una ligera capa de sudor causada por el calor que los hornos provocaban en la habitación, le miraron con ojos divertidos mientras mordía la punta de su lengua.

Hoseok le sonrió de manera socarrona y luego con un brazo se secó el sudor de la frente.

Dejó de amasar por un momento, dando aplausos con sus manos para quitarse el exceso de harina de sus manos y con una de ellas tomó a su omega por la cintura, colándola por debajo de su camisa para poder acariciar su piel.

— Buen día, amor — dijo el alfa — ¿Dormiste bien?

El omega tomó el rostro del mayor entre sus manos, acariciando y tratando de limpiar a la vez con sus dedos la harina.

— ¿Cómo llegó eso ahí? — soltó una risita — ¿Hundiste tu cara en la masa o qué?

— Ya sabes que cuando hago mi trabajo, lo hago en serio — enfatizó mucho en las últimas palabras.

— Oh, wow — bajó sus manos hasta los bíceps de los brazos de su alfa — Lo he notado.

Un ataque de risa lo invadió cuando con ambas manos, su alfa comenzó a hacerle cosquillas por debajo de su camisa y luego callaba aquellas risas con besos profundos y llenos de amor.

— Bueno, bueno — dijo el omega — Te voy a ayudar. Hoy recibimos diez órdenes extras de galletas de mantequilla. Al parecer, la guardería del vecindario hará un pequeño evento con los niños.

Su sonrisa se volvió nostálgica y sus suspiros profundos revelaron su estado de ánimo.

El omega ató su cabello en una pequeña cola alta, con algunos mechones escapando. Caminó hasta el pequeño perchero de hierro de cuatro puntos para tomar su delantal y la redecilla del cajón de un mueble.

— ¿Estás bien? — preguntó el mayor.

— Ah, no es nada, no es nada — se encogió de hombros y se limpió discretamente las mejillas humedecidas por sus lágrimas — Estoy bien.

𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐒𝐎 𝐃𝐄 𝐉𝐄𝐎𝐍 𝐉𝐔𝐍𝐆𝐊𝐎𝐎𝐊 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora