0. Tregua

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Cuando el primer llanto de su cachorro lo sacó de su trance, apenas estaba tratando de razonar como su cuerpo tuvo la fuerza suficiente para soportar todo aquel dolor, incluso después de que había sido sedado un poco para poder tranquilizarlo.

O más bien, tranquilizar a su lobo.

Sentía la sensación de tensión por todo su cuerpo, desde la punta de los dedos de los pies, hasta la última hebra de su cabello castaño.

La emoción que a Jungkook le trajo escuchar esos pequeños jadeos y sollozos sin lágrimas de su bebé al momento de darlo a luz, es un sentimiento que no tiene palabras para poder explicarlo.

También quería hablar, pero sentía que sus labios solo podían formar balbuceos torpes a causa de la anestesia junto con el nerviosismo que recorre toda su piel.

Las enfermeras que lo atendieron rápidamente comenzaron a limpiar todo el área, la camilla, las herramientas, el cuerpo del propio omega.

Su bebé.

Jungkook no sabía de donde su cachorro había sacado tanta fuerza para poder llorar y aun con la anestesia recorriendo todo su cuerpo, el omega reaccionó de inmediato. Obligándose a sí mismo a ponerse de pie, en un intento desesperado para ir lo más pronto posible con su bebé.

Las enfermeras intervinieron de inmediato, empujándolo un poco para que se recostara, pero los ojos dorados brillantes en el peli negro les avisaba que su lobo estaba más despierto, naturalmente como es en cada parto por el que pasa un omega.

Más si es su primer experiencia.

Su primer hijo.

Su primer cachorro.

Los ojos brillantes del omega, no apartaron su mirada recelosa de las manos de la enfermera que hace unos minutos había cortado el cordón umbilical para posteriormente colocar a su bebé en su pecho por unos minutos, pero, por cuestiones medicas tuvo que ser retirado para que midieran su cabeza y largo del cuerpo, tomaran su peso, temperatura y como reaccionaban sus actos reflejos.

Entre lo medio dormidos que estaban sus sentidos, como él mismo se estaba obligando a mantenerse alerta. No le importaba las demás enfermeras que se encontraban limpiando su propio cuerpo, sacando y desechando los restos de interior de su útero.

Casi suelta gruñidos en voz alta, cuando su bebé volvió a llorar, pero las enfermeras trataron de calmarlo de nuevo.

— Su bebé está bien, señor Jeon — dijo la enfermera — Dio a luz a una perfecta y saludable niña.

Niña, es niña, pensó mientras parpadeaba lentamente y la pequeña sonrisa de conejo se posaba en su rostro.

Sintió el cansancio de golpe de un momento a otro, cuando su cerebro procesó por todo lo que acababa de pasar.

𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐒𝐎 𝐃𝐄 𝐉𝐄𝐎𝐍 𝐉𝐔𝐍𝐆𝐊𝐎𝐎𝐊 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora