𝐒𝐞𝐜𝐮𝐞𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐝𝐢𝐨𝐬𝐞.
Maki y Sasuke se enfrentan a nuevas adversidades, pero la luz que guía sus vidas no los dejara rendirse.
ᵢₙᵢcᵢₒ:₋₋/₋₋/₋₋
Fᵢₙₐₗ:₋₋/₋₋/₋₋
ᴛᴏᴅᴀꜱ ʟᴀꜱ ɪᴍÁɢᴇɴᴇꜱ ᴜᴛɪʟɪᴢᴀᴅᴀꜱ ꜱᴏɴ ꜱᴀᴄᴀᴅᴀꜱ ᴅᴇ ᴘɪɴᴛᴇʀᴇꜱᴛ, ᴄʀÉᴅɪᴛᴏ ᴀ ʟᴏꜱ ʀᴇꜱ...
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—¿Mi Maki esta...
—Si.
—Entonces ustedes...
—Si.
Un silencio sepulcral se sitúa en la sala, a lo lejos una cigarra empezó a chirriar con un sonido estridente y constante. Tora lo mira fijo a sus ojos y su cara no tiene emoción alguna, no parpadea y respira con tal lentitud que es inquietante.
Tora rompió el silencio con un resoplido y una risotada que resonó quizás por toda la gran casa.
—Me impresiona pero tampoco me sorprende. ¿Qué podríamos esperar de ustedes dos? —Su tono humorístico extendió una sensación de alivio a los nervios de Sasuke.
—A pesar de todo oto-san la noticia nos trajo alegría, Maki está feliz y si ella es feliz yo también lo soy.
Tora asintió y se enderezo para tomar su sake, con un movimiento le indico a su yerno que tomara una con el. Sasuke negó con la cabeza con vehemencia.
—Lo siento oto-san, nos han prohibido el alcohol.
—¿Nos?
Sasuke asintió con vehemencia, sonriendo como un gato, un gato orgulloso de lo que acaba de hacer.
Tora solo lo miro con escrutinio e incredulidad "¿Y ahora este?" es lo que posiblemente esté pensando el mayor.
—No puedo esperar para decírselo a mi Suyen.
(...)
—Dime Tora ¿Crees que ya tengo finta de abuela? —Suyen se miraba al espejo solo vestida con una fina bata de dormir y el cabello enmarañado.
Al principio Suyen saltó de alegría, hizo y deshizo de la emoción toda la sala de estar, pero al final del día durante la silenciosa noche no pudo evitar que los pensamientos intrusivos llegaran a ella como ráfagas demoledoras. De inmediato se levantó y corrió al espejo del baño.
Tora, para apaciguar a su esposa la llenaba de halagos y afirmaciones que no hacían mucho para calmarla pero al menos lo intentaba.
—Suyen, mi reina de belleza, tu eres la abuelita que menos luce como una. Te ves más arrolladora que nunca esposa.
La mujer solo se mecía en los brazos de su corpulento esposo.
—Oh siempre sabes que decir esposo.
—Pues claro, quién más que yo ha sido testigo de la inmensa belleza que rodea tu ser.
Poco a poco se fue quedando dormida y su esposo quien se mantiene vigilante ante la noche no pudo evitar pensar en muchas cosas.
—No estamos ni cerca de cumplir 50, te comprendo esposa—susurró con lágrimas dramáticas.
