SI TÚ LA INVITAS A BULGARIA, YO A LA MADRIGUERA Ron, 4º año

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Estábamos en las mazmorras dando clase de pociones. Harry, Hermione y yo leíamos bajo la mesa un ejemplar de la revista Corazón de Bruja donde aparecía un artículo escrito por Rita Skeeter que hablaba de un supuesto (o al menos eso esperaba yo) triángulo amoroso entre Harry, Hermione y el imbécil de Viktor Krum. Por una vez era yo el que regañaba a mi amiga en voz baja.

-¡Te lo advertí!- le dije entre dientes mientras ella seguía con la vista fija en la revista-. ¡Te advertí que no debías picarla! ¡Te ha presentado como una especie de... de mujer fatal!

Hermione soltó una risotada y me miró arqueando una ceja.

-¿Mujer fatal?- repitió.

-Es como las llama mi madre...- expliqué ruborizándome.

Qué vergüenza, ¿por qué demonios había dicho aquello? A Hermione no pareció importarle, sino que siguió riéndose.

-Si Rita no es capaz más que de esto- señaló el artículo entre risas-, es que está perdiendo sus habilidades. ¡Qué montón de basura!- exclamó, y dejó la revista sobre una silla vacía.

Tras esto los tres nos pusimos manos a la obra con la poción que el profesor Snape nos había mandado preparar. Yo estaba sumido en mis pensamientos: todo el mundo sabía que Rita era muy exagerada, que se inventaba todas las noticias, pero lo que estaba claro era que a Krum le gustaba Hermione. ¿Pero por qué? ¿Por qué ella? ¿Es que no hay más chicas en el colegio? Y lo más importante, ¿Hermione se habría enamorado de él? Bah, al menos no parecía que hubiera pasado nada entre ellos. Al final de curso se iría y todo volvería a la normalidad... Una leve sonrisa apareció en mi rostro, y de repente la voz de Hermione llegó a mis oídos.

-Pero hay algo muy curioso...- dijo parándose en seco-. ¿Cómo puede haberse enterado Rita Skeeter...?

-¿De qué?- me apresuré a preguntar. Había demasiadas cosas en el artículo que no me gustaban-. Tú no has preparado filtros amorosos, ¿no?

Eso era una de las cosas que afirmaba, pero yo no me imaginaba a mi amiga haciendo tal cosa, no sólo porque estuviera prohibido en Hogwarts, sino porque ella no era de esas. Pero si había algo cierto en el artículo, prefería que fuera eso...

-No seas idiota- Hermione se puso a machacar escarabajos haciendo mucho ruido-. Quiero decir... ¿Cómo se habrá enterado de que Viktor Krum me ha invitado a visitarlo este verano?

-¿QUÉ?- exclamé dejando caer el mortero de mi mano.

Noté un fuerte golpe en el estómago. Así que esa parte del artículo era cierta... Intenté mirar a Hermione a los ojos para verificar lo que decía, pero ella evitaba mi mirada. Se había puesto roja, ¡se había puesto roja!

-Me lo pidió justo después de sacarme del lago- explicó Hermione en un susurro-. Después de volver a transformarse la cabeza. La señora Pomfrey nos dio una manta a cada uno, y luego él me llevó aparte para que no pudieran oírnos, y me dijo que si no tenía nada pensado para el verano, tal vez me gustaría...

Yo no daba crédito a lo que oía. Volví a coger el mortero y comencé a golpear la mesa con fuerza porque no apartaba la vista de ella.

-¿Y qué le respondiste?- pregunté bruscamente.

Pero Hermione no me hizo caso, sino que siguió hablando, sonrojándose cada vez más.

-Y dijo que nunca había sentido lo mismo por ninguna otra chica- continuó con una pequeña sonrisa asomando por sus labios, sus perfectos labios... Yo casi podía notar el calor que desprendía mientras contaba todo aquello-. Pero ¿cómo pudo oírlo Rita Skeeter? Ella no estaba por allí, ¿o sí? A lo mejor tiene una capa invisible, o a lo mejor se infiltró en los terrenos del colegio para ver la segunda prueba...

Que Hermione se enrollara de esa manera no parecía bueno.

-¿Y qué le respondiste tú?- repetí golpeando tan fuerte la mesa que dejé una marca.

¿Es que acaso era tan difícil contestar a esa simple pregunta? ¡No me importaban las cursiladas que "Vicky" le había dicho! ¡Sólo quería saber qué le había contestado!

Hermione bajó la cabeza y yo me temí lo peor.

-Bueno, yo estaba demasiado ocupada intentando averiguar si vosotros dos estabais bien.

Aquella excusa no me convencía para nada; parecía que intentaba ocultar un "¡claro que acepté!". Pero justo cuando iba a replicarle de nuevo una voz fría nos hizo sobresaltarnos.

-Por fascinante que sea su vida social, señorita Granger, le rogaría que no tratara sobre ella en mi clase. Diez puntos menos para Gryffindor.

La imponente figura negra del profesor Snape nos observaba con odio. Entonces vio la revista sobre la silla, la cogió y continuó regañando a Hermione, pero yo no le hice ni caso.

A ver, analicemos: Viktor le había pedido a Hermione que fuera a visitarlo a Bulgaria y ella parecía haber aceptado, lo que significa que le gusta. Y lo peor es que si iba allí no lo perdería de vista, sino que sería más fácil que comenzaran a salir o... yo que sé qué.

¿Qué podía hacer yo contra eso? Yo no era Viktor: no era tan guapo, ni tan fuerte, ni tan buen deportista... Por ahí Hermione jamás podría preferirme a mí. Por otro lado yo jamás, JAMÁS le confesaría mis sentimientos como lo había hecho el pelón búlgaro. Esa idea estaba totalmente descartada. ¿Qué me quedaba entonces? ¿Debería decirle: "Hermione, te invito a pasar las vacaciones en... en..."? En La Madriguera... Eso sonaba patético, pero era lo que había. Además, eso no sería ninguna novedad; ella ya conocía de sobra mi destartalada casa porque Ginny la había invitado el verano pasado... ¡Claro, Ginny! Hablaría con ella y le dejaría caer que podría volver a invitar a Hermione. Obviamente no podía ser yo quien lo hiciera porque si no levantaría sospechas, pero mi hermana seguramente insistiría tanto que ella tendría que aceptar y no podría ir a Bulgaria. Volví a sonreír mientras me prometía a mí mismo qué pasaría todas las vacaciones de verano con Hermione...

Ron y Hermione: Su historia desde el principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora