Capítulo 3: Ataduras Invisibles

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El tercer encuentro entre Hyunjin y Felix no fue como los anteriores. Había una energía diferente en el aire, una tensión que no podía ser ignorada. Mientras caminaban juntos por el club, Felix no pudo evitar notar las miradas que les lanzaban, como si todos supieran lo que estaba sucediendo entre ellos, como si pudieran ver las cadenas invisibles que ahora lo ataban a Hyunjin.

Cuando llegaron a la habitación, Hyunjin no perdió tiempo. Cerró la puerta y, antes de que Felix pudiera reaccionar, lo empujó contra la pared, sus labios atrapando los de Felix en un beso feroz y posesivo. Felix sintió cómo su cuerpo se encendía al instante, la familiar mezcla de deseo y miedo volviendo a apoderarse de él. Pero esta vez, algo era diferente. Esta vez, Hyunjin no estaba interesado en la sutileza.

-Quiero escucharte decirlo, Felix, -murmuró Hyunjin contra sus labios, su voz baja y cargada de una autoridad que no admitía dudas.

-¿D-decir q-qué? -respondió Felix, su voz temblando ligeramente mientras trataba de mantener la compostura.

Hyunjin lo miró a los ojos, y Felix sintió que estaba siendo despojado de todas sus defensas, como si Hyunjin pudiera ver hasta lo más profundo de su ser.

-Que me perteneces. Que estás aquí para ser mío, sin reservas, sin excusas. Que harás lo que te diga, porque sabes que es lo que necesitas.

El corazón de Felix latía con fuerza, casi podía escuchar los latidos en sus oídos. Sabía que, en ese momento, tenía dos opciones: podía retroceder, podía salir corriendo y dejar atrás a Hyunjin, dejar atrás ese mundo que estaba comenzando a consumirlo. O podía dar el paso definitivo, cruzar el umbral y aceptar que ya no había vuelta atrás.

-S-soy tu-tuyo, Hy-hyunjin. -Las palabras salieron de sus labios antes de que pudiera detenerse, un susurro cargado de una sumisión que ahora reconocía como parte de sí mismo.

Hyunjin sonrió, una sonrisa satisfecha y casi peligrosa. -Buena respuesta, Felix.

Con un movimiento fluido, Hyunjin lo guió hacia el centro de la habitación, donde una silla de madera oscura esperaba. Las luces tenues proyectaban sombras largas y sinuosas en las paredes, y la atmósfera era espesa, cargada de anticipación.

Hyunjin indicó a Felix que se sentara, y él obedeció sin dudar. Mientras lo hacía, Hyunjin sacó una cuerda de seda negra de un cajón cercano. Felix tragó saliva al verla, sabiendo lo que venía, pero sin oponer resistencia. De alguna manera, la idea de ser atado, de estar completamente a merced de Hyunjin, lo excitaba de una manera que apenas podía entender.

-¿Confías en mí, Felix? -preguntó Hyunjin mientras comenzaba a atar las muñecas de Felix a los brazos de la silla, sus movimientos precisos y calculados.

-S-sí, confío en ti. -La respuesta fue automática, sincera. A pesar de la oscuridad que sentía que lo rodeaba, Felix sabía, en el fondo, que confiaba en Hyunjin más que en nadie.

Las cuerdas se ajustaron con firmeza, inmovilizando a Felix en la silla. Hyunjin se inclinó hacia él, sus labios rozando el oído de Felix mientras susurraba:

-Voy a llevarte al límite, Felix. Quiero ver cuánto puedes soportar, cuánto estás dispuesto a darme.

Felix cerró los ojos, dejándose llevar por las palabras de Hyunjin, por la promesa de lo que estaba por venir. Su cuerpo estaba tenso, anticipando el dolor, el placer, la mezcla de ambos que ya conocía tan bien. Sentía cómo la cuerda se clavaba en su piel, y aunque era incómoda, no podía negar que la sensación lo excitaba.

Hyunjin comenzó despacio, sus manos explorando cada centímetro del cuerpo de Felix, redescubriendo las reacciones que tanto le gustaba provocar. Cada toque, cada caricia, estaba calculada para intensificar el deseo de Felix, para llevarlo al borde sin dejarlo caer. Y cuando Felix pensó que no podía soportar más, Hyunjin apretó su agarre, sus dedos firmes encontrando lugares sensibles, haciéndolo gemir, rogando por más.

-Dilo de nuevo, Felix. -Hyunjin exigió, su voz baja pero cargada de poder.

-S-soy... mmh tu-tuyo, Hy-hyunjin... aahh~ -Felix jadeó, sintiendo cómo su cuerpo temblaba bajo el control absoluto de Hyunjin.

Pero Hyunjin no se detuvo ahí. Mientras mantenía a Felix al borde, su mano se deslizó hasta su cuello, apretando con la cantidad justa de fuerza, lo suficiente para cortar el aire, para hacer que la mente de Felix se nublara mientras su cuerpo se estremecía de placer.

La mente de Felix comenzó a flotar, el mundo a su alrededor se desvanecía en una mezcla de sensaciones. El dolor y el placer se entrelazaban en una danza oscura, y Felix sintió que se estaba perdiendo, entregando cada parte de sí mismo a Hyunjin. Ya no existía nada más que la voz de Hyunjin, las manos de Hyunjin, el control absoluto que ejercía sobre él.

En ese momento, Felix comprendió la profundidad de su sumisión. No se trataba solo de obedecer, sino de entregarse completamente, de dejar que Hyunjin lo guiara, lo moldeara, lo rompiera y lo reconstruyera. Sentía que estaba siendo despojado de todas sus defensas, de todas sus barreras, hasta quedar desnudo, vulnerable, pero extrañamente liberado.

Hyunjin aflojó su agarre en el cuello de Felix justo antes de que el mundo se oscureciera por completo. El aire llenó sus pulmones de golpe, y con él, una ola de éxtasis recorrió su cuerpo, haciéndolo gemir de una manera que jamás había experimentado. Sus piernas temblaron, y sintió que si no estuviera atado, se habría desplomado en ese mismo instante.

Hyunjin lo soltó, pero no se alejó. Sus dedos trazaron un camino suave por el rostro de Felix, acariciándolo con una ternura inesperada después de tanta intensidad. Felix abrió los ojos y se encontró con la mirada de Hyunjin, una mezcla de satisfacción y algo más, algo que Felix no pudo descifrar.

-Has hecho bien, Felix. -dijo Hyunjin, su voz calmada, casi cariñosa. -Eres todo lo que esperaba y más.

Felix sintió una oleada de orgullo al escuchar esas palabras, un sentimiento de logro que nunca había experimentado antes. Pero junto con ese orgullo, también había una creciente necesidad, un deseo que no se apagaba, sino que solo se intensificaba.

Hyunjin lo desató con cuidado, dejando que las cuerdas cayeran al suelo, liberando a Felix de su confinamiento. Felix sintió cómo la sangre volvía a sus extremidades, y con ella, un cansancio profundo, pero también una extraña sensación de satisfacción.

-Esto es solo el comienzo, -le recordó Hyunjin mientras lo ayudaba a ponerse de pie. -Hay mucho más que quiero enseñarte, Felix. Pero solo si estás dispuesto a continuar.

Felix asintió lentamente, sus piernas temblorosas mientras se apoyaba en Hyunjin. Sabía que debía tener miedo, que debía estar cuestionando lo que estaba haciendo, pero la verdad era que no podía imaginar alejarse de Hyunjin ahora. Había probado algo que lo había cambiado, algo que lo había despertado, y sabía que no podía volver atrás.

-Q-quiero s-seguir, -murmuró Felix, su voz suave pero decidida. -Quiero ver hasta dónde puede llegar esto.

Hyunjin sonrió, esa sonrisa peligrosa que Felix comenzaba a reconocer como una advertencia y una promesa.

-Entonces prepárate, Felix. Porque lo que viene después te llevará más allá de cualquier límite que creías tener.

Y mientras Hyunjin lo guiaba hacia la salida, Felix supo que estaba completamente en sus manos, dispuesto a seguirlo hasta el final, sin importar lo que eso significara.

Read you soon...
-Mimi 🦋

Una De Las Chicas   ||Hyunlix||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora