ɢᴏɴɢꜰᴏᴜʀᴢ ౨ৎ˚₊‧ ꒰ ∂єαя тσωєя ꒱ ꩜ .ᐟ
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El príncipe Leehan lleva años
esperando a que el elegante y
caballeroso príncipe mencionado
en la maldición que se le fue
establecida v...
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— "Y así, la princesa y el príncipe vivieron felices para siempre" – leyó Leehan dando por concluido el libro, uno que ya sabía de memoria igual que todos los demás.
Aunque había muchos libros, la cantidad de tiempo libre de Leehan era lo suficientemente grande como para haberlos leído todos. De hecho, ahora estando en sus 16 años podía recitar de memoria incluso los libros de geometría, unos que duda que la gente lea en esa época dominada por la filosofía.
Habiendo leído tanta variedad, podía confirmar que sus lecturas favoritas son las que contaban historias felices, independientemente del género.
La que estaba leyendo ahora era de las que más le gustaba. Se trataba de una novela corta donde la protagonista es una princesa muy rebelde y su amado un príncipe muy criticado por ser afeminado. La trama gira en torno a los problemas sociales que pasan ambos al ser "diferentes", y cuando se encuentran surgió esa 'chispa' que los hace tener un amor a primera vista. Aunque tenían el gran inconveniente de que ambos eran de reinos lejanos, por lo que solo se veían en reuniones sociales.
El final es lo que más le gustaba a Leehan. La pareja, luego de oficializar su relación, decidieron renunciar a sus vidas en sus respectivos reinos para vivir juntos tranquilamente lejos del estrés que les causaba la realeza, haciendo énfasis en cómo por culpa de haber mantenido las apariencias para no dar mala imagen al reino dejaban de lado su propia felicidad hasta que finalmente se hartaron de ello.
Ese era el mensaje de la historia, y Leehan casi tiene tatuada en el cerebro la frase final: "Busca tu propia felicidad, sin importar lo que otros digan."
El autor, un misterioso hombre que firmaba sus libros como 'Sylho' tiene una narración bastante simple. Es notorio que se trataba de un novato que recién empezaba en ese mundillo, pero sus tramas eran tan innovadoras para la época que Leehan se sentía fascinado, en parte porque se lograba identificar con algunos personajes.
Se podría decir que él fue forzado a abandonar el palacio, pero los años que llegó a vivir allí fueron horribles, y Leehan considera que es realmente feliz desde que inició su nueva vida en la torre, así como los protagonistas empezaron a vivir alegremente luego de abandonar la realeza.
Aunque no puede negar que siguen siendo situaciones diferentes, principalmente porque ellos son dos y él uno, por lo que no puede negar que su felicidad es un tanto solitaria.
A veces le gustaría conocer gente y hacer amigos, aunque la presencia del búho se le hacía más que suficiente, pero un poco de interacción humana no le vendría nada mal.
Dejó el libro a un lado y un fuerte suspiro salió de su boca — Duun, ¿Tú crees que el príncipe vendrá algún día?
— Buh
El rubio se dejó caer en la cama — Honestamente no me interesa mucho.
El ave ladeó la cabeza en señal de confusión — ¿Buh uuh?
— Considero que ya estoy en mi 'felices para siempre', no necesito un príncipe para ser feliz.
— Buh uuh – El ave voló hasta quedar acostado en su pecho, y al momento empezó a recibir suaves caricias por parte del rubio.
— Tu también formas parte de mi 'felices para siempre' — se sinceró finalizando con una risita inocente – Por eso creo que si me vienen a rescatar se podría arruinar todo, ¿Y si me lleva de vuelta al palacio? ¿Le pícaras bien fuerte si me hace algo malo?
El búho asintió, haciendo a Leehan sonreir de oreja a oreja.
— Me encanta que comprendas lo que digo, eres tan lindo~ — halagó acariciando la cabecita del ave. Se le hace tierno ver como este cerraba los ojos completamente complacido cada vez que lo hacía — ¿Sabes? Llevamos tanto tiempo juntos que ya me es raro pensar que estoy solo cuando realmente estás tú aquí. Te quiero mucho, Duun~
El búho abrió completamente los ojos, y por primera vez Leehan pudo ver como las plumas que tenía encima de estos no parecían como si estuvieran fruncidas, una imagen adorable intensificada con el brillo de la Luna reflejando en esos dos grandes e intensos orbes amarillos.
— ¡No sabía que podías hacer eso! – exclamó con asombro – ¿Es porque dije que te quiero? Aaaww, que lindo~
Parece que el ave se sintió algo tímido ante las palabras de Leehan, pues volvió al barrote donde suele quedarse y le dió completamente la espalda al rubio.
Leehan pudo pensar que se había enojado. No obstante, que las plumas de su cola se movieran le daba a entender que el animal estaba feliz.
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