FROZEN: Una aventura de hielo

》Capítulo XII《

[Salvando Arendelle]

Tras la desgarradora despedida de Olaf, el ambiente en la cueva quedó impregnado de una profunda tristeza. El silencio dominaba el lugar, roto solo por el eco de sus pasos al caminar hacia la salida. Krista, Sven y Andrew avanzaban lentamente, como si el peso de lo que acababa de ocurrir les impidiera moverse con normalidad.

Sven caminaba cabizbajo, casi arrastrando los pies, mientras Krista miraba de reojo a Andrew, sin saber qué decir. Finalmente, cuando estuvieron fuera de la cueva, Krista no pudo contenerse más.

⸻¿Qué haremos ahora? ⸻preguntó con un tono suave, casi temerosa de la respuesta.

Andrew no respondió de inmediato. Se detuvo en seco, levantando la mirada hacia los árboles que se extendían a lo lejos, cubriendo las colinas con su denso follaje. Sus ojos, que hace solo un momento estaban llenos de dolor, comenzaron a transformarse. La tristeza que reflejaban fue desapareciendo lentamente, reemplazada por una expresión de determinación. Su mandíbula se tensó y su mirada se volvió seria.

⸻Tengo un plan ⸻respondió, su voz firme, aunque aún contenía un leve rastro de la angustia que sentía por dentro.

Krista lo miró con una mezcla de asombro y alivio, sabiendo que Andrew ya había ideado la manera de continuar.

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Andrew finalmente llegó al río por donde, no hacía mucho, había caído junto a sus compañeros. Al verlo ahora, lo que le esperaba era una escena imponente: los gigantes de roca dormían profundamente, sus cuerpos colosales casi se fundían con el terreno. Aún con el corazón acelerado y su respiración nerviosa, Andrew inhaló profundamente, reuniendo todo el valor que le quedaba.

⸻¡Despierten! ⸻gritó con fuerza, pero su voz apenas resonó en el vasto valle. Volvió a inhalar, aún más profundamente, y gritó con todas sus fuerzas⸻ ¡¡¡Despierten!!!

El eco de su llamado resonó entre las montañas, perturbando la quietud. Uno de los gigantes de roca comenzó a moverse torpemente, tambaleándose y golpeando a otro en el proceso. El segundo gigante, aún somnoliento y malhumorado, lo empujó de vuelta, creando un alboroto que fue suficiente para despertar al resto. El caos se desató cuando, uno a uno, los gigantes se levantaban con movimientos lentos y pesados, pero lo suficientemente rápidos como para identificar al responsable de interrumpir su sueño.

⸻Eso es... ⸻murmuró Andrew mientras comenzaba a correr, esquivando la enorme mano de roca que se extendía hacia él⸻ ¡Vengan por mí, vengan!

Con cada paso que daba, los gigantes lo seguían de cerca. El suelo temblaba bajo el peso de sus pisadas, y uno de ellos soltó un rugido tan poderoso que los árboles cercanos se sacudieron, haciendo que Andrew tropezara. Apenas recuperó el equilibrio, continuó gritando.

⸻¡Aquí estoy! ⸻gritó con desesperación mientras caía de nuevo por el viento provocado por el rugido⸻ ¡Grandotes, vengan por mí! ¡Atrápenme!