«Manecillas»

8 2 2
                                    

Lucas Ochoa

La ilusión de besarla

No tengo las mínimas ganas de aparecerme en las carreras y mucho menos en los partidos. Pero Sergio me convenció, dice que sin mí el equipo no es nada.

Últimamente tampoco frecuento ir a las peleas, me he mantenido alejado de todos. Para no lastimarlos cuando me vaya, según Nora estoy haciendo las cosas bien pero Hugo, Mika, Charlotte, todos me hacen creer que estoy actuando mal.

Aliso mi pelo y me coloco la playera. El profesor le da inicio al partido... A ella no la veo en las gradas, pero Hugo me dijo que Camila y Madison estaban afuera esperándola.

Le paso la pelota a Sergio y en vez de cubrir, solo me quedo fijo mirando las gradas. Me gustaría verla, pero no tengo las suficientes ganas de acercarme porque tendré que darle explicaciones de el por que me alejé y no creo que sea necesario lastimarla con un "me voy y me duele mucho despedirme de ti"

—¡Lucas, concéntrate!—me grita Beto

Me pasan el balón y lo encesto...

La verdad es que no entiendo la necesidad de que mi padre quiera arrastrarme hacia Grecia. Mi madre y mi padre están divorciados, en realidad no tengo la menor idea en dónde se encuentra Nuria, mi madre, lo único que sé en que siempre nos rellena las tarjetas de dinero al igual que mi padre. Ahora el señor Luciano Ochoa, le surgió el antojo de llevarnos a mi hermana y a mi a Grecia, según el allá nos abrirá mejores puertas. A mí me da igual, yo me las apaño aquí trabajando de lo que sea, lo único que quiero es estar al cerca de ella

—¡Eso!—grita Hugo

No sé cuando mierda ganamos el pinche partido, ni siquiera sé si toqué el balón más de cinco veces. Supongo que no jugué de la mejor manera porque ni siquiera estoy sudando tanto, huelo a la misma loción de siempre.

—¿Vamos a lo de tú coche ahora?—me pregunta Sergio

—Si.

Mi padre me está obligando a dejarlo todo atrás, mis coches, amigos, pasatiempos y a ella. Luciano y yo no tenemos la mejor relación del mundo, por ello sé que me hará la vida imposible mientras esté en Grecia. Creo que lo mejor sería dejar en su casa a Nora y rentar un cuarto para mí, de todas maneras él me conseguirá el trabajo (no quiero nada de él pero ni modo) lo único que tengo que hacer es trabajar y quizá asociar con nuevas personas...

Me despido de Hugo y Smith que están recogiendo sus cosas. Nora está hablando con el tarado de Daniel y Alexa, pues no me junto con esos pringados, a excepción de Nora. Cojo mis cosas y salgo de la cancha junto a Sergio el cuál comienza a hablarme sobre el precio de mis coches que están vendidos, pero lo dejo de escuchar cuando la veo a ella

Es que joder, para mí es bella y perfecta. Podría ser mi mujer de toda la vida pero soy un puto cabrón que no sabe lo que siente, le gusta o quiere y para no dañarla es mejor alejarme.

Tiene dos moños que la hace ver una nena inocente pero es todo lo contrario, para mí es la perdición en persona. Noto que sus ojos están rojos cuando se voltea. Procuro mirar a otra parte y ni siquiera dirigirle la palabra, para que esos bellos ojos color café, no sigan derramando lágrimas por mi culpa.

—Lucas...

Paso de largo y ni siquiera dejo que me toque ¡¿Qué cojones me hace pensar que haciéndole esto no sufrirá igual?!

—Carnal, ¿me estás escuchando? Ni siquiera volteaste a ver a Charlotte.

Cuando estoy a unos metros de ella volteo a verla porque no aguanto más y quiero abrazarla. Pero la veo que se va caminando con grandes zancadas y seguramente limpiándose las lágrimas. Carajo...

•PERDÓNAME ANTES QUE SEA TARDE•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora