«Sistema de frenos»

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Lucas Ochoa

La verdad es que cuando la volví a ver mi mundo se detuvo. Solo existíamos ella y yo. Me dolió verla con los ojos aguados y reclamándome todo lo que sucedió hace casi tres años. Me hizo sonreír que cantara a todo pulmón canciones de despecho para echarmelo en cara. Me gustó verla toda loca, media borracha, dejándose mojar por la lluvia y que sus pezones se le marcaran en el vestido, es que joder, ella es perfectamente bella.

Ahora le estoy hablando con sinceridad, quiero besarla, quiero hacerla mía, quiero recorrer su piel. Así que la acorralo contra la pared. Ambos estamos mojados y nuestras cosas se quedaron en el coche.

—No te me acerques—Musita

No hago caso, pego mi cuerpo con el suyo y nuestros rostros quedan a milímetros. Se ve más hermosa de cerca y juro que mis labios llaman los suyos. Mi respiración y mi corazón van a mil, su tacto causa conmoción en mi.

Se muerde el labio inferior y mientras lo hace yo relamo mis labios y con mi lengua juego con el piercing de mi labio inferior. Le coloco un mechón de su cabello por detrás de una de sus orejas. Tengo pensado decirle "Hey, si no te rindes ahora mismo juro que te voy a follar en estás mismas escaleras" pero mejor le digo algo más lindo y menos pervertido...

—Pídeme que te bese. Como aquella vez y te prometo que esta vez no me lo pienso dos veces. No quiero que sea tarde para un nosotros. Ahora soy yo el que te ruega que le robes un beso antes de que todo se vaya a la mierda, no se repetirá lo del pasado, princesa.

Se queda en silencio unos minutos y luego me mira a los ojos. Literalmente nuestros labios quedan a milímetros, no me puedo aguantar más.

Casi uno su boca con la mía pero ella agacha la cabeza y mira sus pies los cuáles siento que se están debilitando.

—Lucas, no, ya por favor. Aléjate, acaba con esta tortura

—Acábala tú porque no pienso dejarte en paz hasta que me perdones

—No puedo perdonarte, carajo—me mira con ojos nuevamente aguados—Déjame tranquila por el bien de ambos

Respiro y le beso la frente, luego estrecho su cara contra mi pecho

—Perdóname, te lo repetiré toda la vida—murmullo

Comienza a llorar contra mi pecho, sus hombros suben y bajan. Siento que sus pequeñas manos aprietan con rabia la parte de atrás de mi camisa.

—Te odio.

—Pero yo te amo.

De inmediato retira su cara de mi pecho y me mira a los ojos.

—Eres un mentiroso. Idiota no quería escucharlo en estos momentos, quería escucharlo en ese jodido aeropuerto. Te iba a dejar ir, pero sabiendo que habías podido decirme que me amabas, cobarde

—Si, lo admito, soy un cobarde de mierda pero mira aquí estoy. Te estoy diciendo que te amo y lo podría hasta gritar, no me importa que Noah se entere, es más que se entere el jodido mundo entero. Que todos los tarados se enteren que te amo

—No me basta. Dame aire para respirar, le caes mal a mi sistema—me empuja y luego se seca las lágrimas

Comienza a subir escalón por escalón, pero en cada uno de ellos se tambalea y se tiene que aguantar de la baranda de las escaleras. Subo rápido y...

—Déjame ayudarte

—No me toques.

—Podrás decirme que no te bese pero no puedes pedirme que te deje en paz o que te deje cuando estás mal. Así que no seas terca y déjame cargarte o al menos darte mi brazo

•PERDÓNAME ANTES QUE SEA TARDE•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora