Los ojos de 𝗦𝗲𝗼 𝗡𝗶𝗻𝗮𝗵 siempre miran a donde sea que vaya uno de los chicos más guapos del colegio, 𝗞𝗶𝗺 𝗬𝗲𝗼𝗻𝗷𝘂𝗻 o eso es lo que ha creído todo este tiempo su mejor amigo, 𝗝𝗲𝗼𝗻 𝗝𝘂𝗻𝗴𝗸𝗼𝗼𝗸. Porque para 𝗡𝗶𝗻𝗮𝗵, mirar haci...
Un suspiro se desvaneció en la oscuridad de mi habitación cuando la escena de lo sucedido en el despacho junto al Director Kim asaltó mi mente por enésima vez.
«Eres una chica maravillosa, lo sabes. Pero honestamente no soy alguien que pueda estar contigo.»
Cerré los ojos, con las mismas sensaciones vívidas de esta tarde deslizándose en mi pecho. Me sentía tan extraña, lastimada. Como si lo hubiera perdido, pero eso no tenía sentido porque, ¿cómo se suponía que iba a perder lo que nunca me había pertenecido?
Ah, No podía seguir así.
Di media vuelta en la cama, extendiendo el brazo hasta mi mesita de noche sobre la que había puesto mi teléfono móvil. Dispuesta finalmente a borrar ghost y renunciar al hecho de haber conocido alguna vez otros aspectos del Director Kim, pero cuando miré la aplicación en mi pantalla, me detuve.
De repente me pregunté si él seguía allí. Y aunque una parte de mí se negaba a averiguarlo, otra parte mucho más impulsiva tomó el control, llevándome directamente hasta su perfil solo para confirmar que todo seguía intacto.
Las fotos, nuestras conversaciones, nuestros planes...
Eso me quemó.
Eché un último vistazo, extrañando la facilidad con la que habíamos encajado. Me cuestioné además si esto le había quitado el sueño como a mí o si me había descartado lo suficientemente rápido como para buscar otro interés. Pero entonces el universo quiso responderme de inmediato y cuando estuve a punto de dejar todo atrás, me congelé.
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Era él.
Me senté sobre la cama al instante y el corazón se me aceleró, poniendo mi cuerpo al tanto de todo. Pero después de un minuto eterno él simplemente dejó de escribir, decidió salir de la línea y al final me dejó allí, decepcionada, esperando por un mensaje que nunca llegó.
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El resto de la semana intenté hacer morir mis sentimientos por el Director Kim, fallando cada vez, porque aunque quisiera dejar de pensar en él, ese recuerdo de haberlo visto escribiendo algo más aquella noche no dejó de inquietarme.
Honestamente, ¿qué era? ¿de qué otras cosas quiso hablar conmigo esa vez?
Enmascaré un suspiro en el asiento de atrás del auto de Doyoong mientras él conducía hasta la fiesta de cumpleaños de Jungkook y miré la pantalla de mi teléfono móvil, enfocándome específicamente en el ícono de ghost sin ninguna notificación.
Como casi todas las noches, en esta también me pregunté si hoy vería el anuncio de un mensaje suyo justo allí, pero inmediatamente me sentí una tonta. Era estúpido que siguiera esperando por él ¿no? Sobre todo hoy, que me había puesto linda para pasarla bien.