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–Wade es el caos que Peter necesita para romper sus propios moldes.–
La siguiente sala se abrió lentamente, revelando un espacio completamente oscuro salvo por el brillo tenue de un televisor al fondo. Sin más opciones, el grupo avanzó, y Wade fue el primero en acercarse al aparato. Sin perder tiempo, presionó el botón de encendido, y la pantalla parpadeó antes de mostrar la imagen nítida y burlona del Dr. Octopus.
—Vaya, vaya, miren quiénes han llegado hasta aquí —dijo Otto Octavius con una sonrisa sardónica, sus tentáculos metálicos ondulando lentamente detrás de él—. Bienvenidos, mis queridos sujetos de prueba. Les he estado observando... y déjenme decirles que ha sido un espectáculo fascinante.
Peter, Wade, Nick, y Eric se quedaron inmóviles, expectantes. Octavius comenzó a hablar, su tono goteando con una mezcla de sarcasmo y malicia mientras analizaba a cada uno de ellos como si fuesen insectos atrapados bajo su lupa.
—Empecemos por ti, Agente García —Octavius dirigió su atención al mencionadi, que apretó los puños con nerviosismo—.Un policía excepcional, siempre al borde del deber. Has detenido a criminales peligrosos, arriesgado tu vida por inocentes y nunca has dejado que el miedo te domine. Pero dime... ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar? ¿Serás capaz de tomar decisiones difíciles y mancharte las manos de sangre si es necesario?
Carlos tragó saliva, sus ojos fijos en la pantalla mientras Octopus continuaba.
—Y aquí tenemos a Wade Wilson. Mercenario, asesino a sueldo, payaso sin remedio... ¡y mira en lo que te has convertido! —Octavius hizo un gesto de desprecio, como si estuviera evaluando un experimento fallido—. Desfigurado y loco, pero con una capacidad de regeneración que te hace casi inmortal. ¿Cuántas veces has muerto, Wade? ¿Cuántas veces más piensas hacerlo antes de que la locura finalmente te devore?
Wade mantuvo su expresión inmutable.
—Y no olvidemos a Eric Scott —continuó Octavius, dirigiéndose al joven pizzero que ahora estaba atrapado en la pesadilla con ellos—. Un chico común, atrapado en algo mucho más grande que él. Siempre has hecho lo correcto, Eric, pero hoy no se trata solo de ser bueno, ¿verdad? La pregunta es... ¿qué tan lejos llegarás para sobrevivir?
Eric se removió incómodo, sus manos temblando levemente mientras escuchaba las palabras de Octavius. No estaba preparado para todo lo que estaba sucediendo, y las dudas comenzaban a apoderarse de él.
Finalmente, Octavius se giró hacia Peter, una sonrisa siniestra extendiéndose por su rostro.
—Oh, Peter Parker... o mejor dicho, Spider-Man. El héroe que siempre se sacrifica por los demás. El niño prodigio de Nueva York. Has salvado a miles de personas, pero siempre a costa de ti mismo. ¿Cuántas veces has estado dispuesto a morir por otros? Pero, ¿te has detenido a pensar quién te salvará a ti cuando el momento llegue?
Peter apretó los labios, sus ojos fijos en la pantalla, y Wade observó cómo su expresión pasaba del enojo al reconocimiento doloroso.
—Y dime, Spider-Man... ¿hoy también serás el mártir? —Octavius se echó a reír antes de añadir—. ¿Podrás seguir siendo el héroe, o te convertirás en el héroe caído que tanto temes ser?
