Capítulo 14

889 105 0
                                    

El destino a veces te juega una mala pasada, quedas inmersa en él y sientes que no tienes escapatoria, pasas por cosas de las que nunca hubieses podido predecir ni la mitad de ellas, no era posible que ese viaje al cual solamente venía a finiquitar el contrato de nuestras vidas para mí y mi esposo Heng, tuviera esta variante llamada Rebecca Armstrong. Un destino que en menos de una semana cambiara todo mi mundo, toda una vida de perfección y tranquilidad, ahora era una agonía, tristeza, amor – odio, -"Dios que puedo hacer?", las fuerzas desaparecían de mí, estaba enamorada de esa mujer y no podía hacer nada, en serio que no sabía qué hacer.

Cuando me casé con Heng, lo hice porque lo quería, con convicción y porque era la única persona que me hacía reír a parte de la ayuda que proporcionó a mi familia cuando estuvimos en apuros; es tierno y me ama con todas sus letras. Nunca hemos tenido conflictos serios solo pequeñas discusiones que a la larga no cuentan. Tengo una vida perfecta con él, -"Hasta ahora que he conocido a Rebecca", ella ha quebrado todos mis esquemas, lo que me hace sentir, sobrepasa lo que siento por Heng, es algo inexplicable y no lo puedo controlar. El deseo de besarla, hacerla mía y que me haga suya está en mí, desde el primer momento en que la vi, como una enfermedad o un virus que entró a mi cuerpo para no salir. No puedo pensar con claridad, en un momento tengo la cordura suficiente para rechazar todo y al instante pierdo la misma y entonces me dejo llevar... "La necesito, y la necesito ahora".

Me visto y enseguida salgo a buscarla, busco en el bar del hotel pero está cerrado y entonces camino en dirección a una taberna a unas cuantas calles más adelante, el ambiente es agradable, las personas están alegres y ebrias también. Al entrar, observo a Rebecca en la barra con una cerveza en la mano y la Camarena casi encima de ella, -"Ummm... Bueno es que ninguna de estas mujeres puede resistirse a ella?, le caen como abejas al panal". Me acerco pidiendo lo mismo que ella, la camarera me observa al ver en la forma en que miro a Rebecca, pero no le hago caso, -"Qué haces aquí?", me pregunta sin mirarme y totalmente cabizbaja, -"Vine a buscarte", -"Para qué?, es mejor que regreses al hotel".

No pretendo tener esa charla en frente de la camarera que no quita la mirada de ella y ya me está incomodando, -"Bailemos", sin esperar respuesta, la tomo de la mano y nos dirigimos a la pista, estaba sonando una música suave, ideal para la ocasión. Nos quedamos mirándonos fijamente, coloco mis brazos alrededor de su cuello e instintivamente ella coloca las suyas en mi cintura.

"Que estás haciéndome Freen... esta no es la mejor manera de alejarnos, sabías?", me susurra mientras me acerca más a su cuerpo. "Lo sé, pero no puedo evitarlo, te necesito cerca Becky". Al oír que le decía de esa forma me miró con esos ojos profundos de manera incrédula, se pegó más a mí Como si eso fuera posible y nos fundimos en un profundo beso, sin importarnos donde nos encontrábamos, no podíamos más, no podíamos controlarlo, lo deseábamos demasiado.

Como dos adolescentes, llegamos a la habitación entre besos y caricias que recorrían nuestras bocas y cuellos, torpemente abrí la puerta y al entrar la pegue contra la misma sin darle tregua, besé su cuello, lo lamí, lo aspiré y lo mordí. –"Te deseo Becky, como no he deseado a nadie, te necesito como necesito respirar", sin despegar mis labios de los suyos le estaba pidiendo que me tomara que necesitaba de ella a ella. Rebecca me gira y quedo ahora de espalda a la puerta, mientras me besa desliza sus manos sobre mi blusa quita uno a uno los botones hasta dejar en descubiertos mis senos desprovistos de protección, a su vista, a su disposición, con desesperación entre besos, pequeños mordiscos y tiernas caricias fuimos quedando desprovistas de toda nuestra ropa, y sentimos por primera vez nuestra piel, que al tacto superficial estaban hirviendo; fue algo maravilloso, piel con piel era algo tan deseado. La pasión nos desbordaba y los besos y las caricias se hacían más intensos y descontrolados, la pasión no se podía ocultar y nuestras ganas de poseernos mutuamente estaban siendo saciadas a petición.

AMOR ETERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora