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Día 13: entrelazar dedos

N/A: este texto es un salto en el tiempo, con Markkut y Aizen siendo adultos gracias a que el tema anterior me dejó ganas de presentarles a la hija de esos dos. 

Disfruten 


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El contacto físico lo era todo en la relación de Markkut y Aizen. Tal vez porque se habían acostumbrado a esconderla, tal vez porque siempre tuvieron cuidado con sus palabras, tal vez porque, muchas veces, no pudieron decirse palabras de apoyo delante de la gente y tuvieron que demostrarlo de esa manera; mediante muestras de cariño físicas; tomarse las manos bajo la mesa, darse palmaditas de ánimo, juntar sus piernas cuando se sentaban juntos eran solo unas cuantas de ellas.

Entre ambos, el gesto más íntimo y más privado que tenían era el de acariciarse el rostro. Pero cuando nació Ailet, el gesto que más fuerza tomó para ambos fue el de entrelazar sus dedos. La razón era tan sentimental, que jamás serían capaces de confesarla a nadie nunca. Pero cuando su pequeña aún era una niña, en una ocasión estaba feliz porque había aprendido una canción del cuerpo humano en el  jardín de infantes. 

Aizen estaba con ella, preguntándole qué había hecho en la escuela. Aizen le pidió que cantara para él lo que aprendió y Ailet lo hizo, acompañando esto con el pequeño acto de señalar las partes de su cuerpo y su padre le imitó. Cuando llegaron a las manos, la niña pegó las palmas con las de su papá, exponiendo la gran diferencia de tamaños que había entre ambos y luego entrelazaron sus dedos. El corazón de Aizen se derritió de ternura. Cargó a su pequeña y giró con ella mientras reían. Él amaba a su bebé, era una niña adorable, linda, gentil e inocente. No sabía por qué había deseando tantos años a un niño, si una pequeña también podía hacerlo desbordarse de alegría. Ailet era muy parecida a Markkut, pero en unos colores más fríos; sus ojos eran de un azul celeste, su cabello rubio era rizado y brillante, su piel era blanca como el papel y había heredado las pecas de la familia de Markkut. Éste último decía que Ailet se parecía a Violet, pero para Aizen, era igualita a su amado esposo. 

Cuando Markkut llegó a casa, Aizen hizo que Ailet le cantara la canción a él también y volvieron a entrelazar sus dedos y, a partir de entonces se convirtió en una clase de gesto familiar tomar sus manos así; primero midiendo sus manos y después entrelazando los dedos. Incluso los dos mayores lo hacían sin necesidad de que su hija estuviera en casa o no. Ailet era el símbolo del amor arrogante que ambos se tenían, cualquier cosa que ellos aprendieran de ella habrían de llevarla con ellos en sus corazones, expresarlas en sus momentos de felicidad y compartirlas en su privacidad. 

El rincón de los olvidados [FLUFFTOBER 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora